La encuesta oficial del CIS mantiene el empate técnico entre el PSOE y el PP, con ligera ventaja para los socialistas, pero muestra datos muy preocupantes para el Gobierno sobre la percepción de la situación política y, sobre todo, la económica.

Desde julio a octubre, la ventaja de los socialistas se ha reducido de 3,5 puntos a sólo 2,3. Este sondeo fue realizado a principios del mes pasado y, por tanto, no ha recogido los posibles efectos de acontecimientos como el estallido de la crisis ferroviaria de Barcelona. Esta última sólo se había iniciado, pero sirve para situar ya a Magdalena Álvarez como el miembro del Gobierno peor valorado.

Otros sondeos publicados en las últimas semanas ya recogen esos hechos y mostraban un repunte del PSOE. Por ejemplo, el Publiscopio de Público indicaba la pasada semana que la ventaja llegaba a 3,1 puntos. Al Gobierno, responsable del CIS, no le viene mal el resultado de la encuesta oficial conocida ayer, al menos en lo referido a la intención de voto, en la medida en que aleja cualquier posibilidad de triunfalismo o de relajo de sus potenciales votantes. Sí son malos para el Gobierno el resto de datos del sondeo, ya que muestran cuál es su punto débil: la economía y, más concretamente, la percepción que los ciudadanos tienen de la evolución del dinero de que disponen.

Evolución pesimista

Con respecto al barómetro del CIS de julio, han aumentado notablemente los españoles que creen que la situación económica está mal o muy mal y han disminuido los que tienen una visión positiva.

El PP ha mostrado en las últimas semanas una estrategia dirigida a utilizar datos oficiales como los del IPC para hurgar en esa herida y crear esa impresión de pesimismo económico que les pueda beneficiar en las urnas. Su propuesta estrella ha sido hasta ahora la de eximir del IRPF a las rentas más bajas.

Es significativo también el porcentaje de españoles que, cree que la situación económica es peor que hace un año. Esa percepción se nota también en que el paro despega como el problema que más preocupa a los españoles, mientras disminuye la preocupación por el terrorismo.
El sondeo muestra que los ciudadanos no comparten la actuación de los políticos: baja la valoración de todos los líderes y empeora la de la gestión del Gobierno y de la oposición.