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Conciliar sin igualdad

En el recién creado Ministerio de Igualdad están preparando una campaña de concienciación especialmente dirigida a los hombres porque sólo seis de cada 100 padres se toman excedencias para cuidar a los hijos

PATRICIA RAFAEL

José Luis De Diego, madrileño de 39 años, se levanta todos los días sobre las ocho de la mañana. Prepara el desayuno para él y su mujer Cristina. Luego ella le da el pecho a la hija de ambos, Abril, y se va a trabajar. Él se queda en casa para cuidar a la pequeña. Repite esta rutina desde el pasado marzo, cuando decidió tomarse una excedencia para estar con la niña. Cuando acabe el año formará parte de una estadística, que si se repite la tendencia del 2007, es muy reducida: los hombres que pidieron una excedencia para el cuidado de sus hijos sólo representan un 5,94% del total de permisos (37.910), según datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social.

A pesar de los números José Luis no se siente un bicho raro, y asegura que en su entorno de amigos no es el primero que se ha tomado una excedencia para cuidar a un hijo. Eso sí, reconoce sus situaciones particulares: “Me apetecía mucho estar con mi hija. Además, Abril nació prematura y corría más riesgos en la guardería y, sobre todo, teníamos dinero ahorrado y podíamos hacerlo”. También admite que a pesar de que es él quien ahora está en casa, es su mujer la que lleva la doble carga de trabajo: en el hogar y en su oficina.

Las razones para solicitar una excedencia, que cada año van en aumento, son variadas: la falta generalizada de plazas de guardería, escasa flexibilidad en los horarios laborales, y como resume José Luis, “falta de políticas de apoyo a las familias”.

Según un estudio publicado por la consultora Addecco el pasado abril, que encuestaba a 128 empresas, un 48% de ellas afirmaba que no tenían un plan explícito de conciliación. Entre las que sí tenían medidas específicas, señalaban la posibilidad de reducción de jornada, la flexibilidad horaria o el acceso a excedencias como las opciones mayoritarias. La pega es que sigue siendo la mujer la que se acoge a estas prestaciones: un 89% de los que solicitan estos permisos son mujeres, según la encuesta de Addecco.

“Los hombres tienen que implicarse y empezar a cambiar de mentalidad porque hoy por hoy la conciliación que se hace es para que las mujeres concilien, no existe la igualdad real y a la vista están los números”, señala María Pazos, portavoz de la Plataforma Por Permisos Iguales e Intransferibles de Nacimiento y Adopción (PPIINA).

Hay algunas comunidades autónomas que han puesto en marcha medidas para fomentar que sean los hombres los que empiecen a conciliar. Es el caso de Galicia, donde desde el año pasado se incentiva a las hombres que piden reducción de jornada para cuidar a hijos menores de tres años (así como las familias monoparentales).

Las ayudas varían entre los 2.400 y 3.600 euros al año dependiendo del porcentaje de jornada reducido. El año pasado, 155 hombres solicitaron la prestación, según datos facilitados por la Vicepresidencia de Igualdad y Bienestar del gobierno gallego. En lo que va de año ya lo han pedido 51 padres.

En La Rioja y el País Vasco la ayuda se hace extensiva a las mujeres, y a las excedencias. Pero, al igual que en Galicia, los hombres reciben mayor cantidad de dinero si son ellos los que se acogen a la prestación. Del mismo modo, se incentiva a las empresas que contraten a desempleados para sustituir a los que están en excedencia. A pesar de los incentivos positivos, los números se resisten: desde que en el País Vasco se pusieron en marcha estas medidas en 2002 y hasta el año pasado, el porcentaje de hombres que las han solicitado se ha mantenido un 6%, según datos de la consejería de Justicia, Empleo y Seguridad Social. En España, otras cuatro comunidades autónomas (Navarra, Castilla y León, Castilla-La Mancha e Islas Baleares) conceden ayudas para los padres en excedencia.

Para María Pozas, las prestaciones económicas que se dan para las excedencias son ayudas condicionadas a no trabajar. “Y en tanto que son las mujeres en su mayoría las que se acogen a estos permisos la igualdad no es real”, puntualiza. Y añade: “Las ayudas no dan independencia a la mujer y cuando después se quieren incorporar al trabajo las dificultades son muy grandes en la mayoría de los casos”.

Su solución pasa por afianzar “el modelo existente”: “Hace falta una universalización de la Educación, con aumento en las plazas de guarderías y de los comedores escolares, y sobre todo, unos horarios adecuados”, explica Pozas. En ese sentido, la Ley de Igualdad, que entró en vigor el 24 de marzo de 2007, contempla el derecho de adaptar los horarios laborales para poder compatibilizar la vida familiar. No es un derecho automático y debe existir un acuerdo individual con la empresa o que quede reflejado en el convenio colectivo.

En el recién creado Ministerio de Igualdad están preparando una campaña de concienciación especialmente dirigida a los hombres: “De lo que se trata es de que la conciliación sea asumida tanto por hombres como por mujeres, debe haber una corresponsabilidad”, señalan fuentes del ministerio.

José Luis finalizará en septiembre su excedencia, cuando su hija comience la guardería: “Espero que logremos encontrar una plaza en un centro público”.

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