Aunque no estaba en Valencia, donde se mostró convencida de que el rojo da suerte, María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, volvió a recurrir a este color para inaugurar el congreso de los conservadores de Euskadi. Su misión era complicada: transmitir que el PP que ha salido del último congreso nacional es el de siempre. En la mente de todo el auditorio estaba presente que María San Gil, la presidenta saliente, no repite en el cargo por estar desencantada con el nuevo rumbo que ha tomado el PP.

El primer mensaje de Cospedal fue claro: “Tenemos un proyecto en el que todos hacemos falta. La unidad es fundamental, que no tiene por qué ser estanca ni cerrada”. Completó este mensaje con la idea de que al PP “nadie nos tiene que dar ningún tipo de lecciones, ni de principios, ni de democracia, ni de libertad”.

Consciente de que San Gil había dado el portazo a Rajoy, entre otros asuntos por considerar que el partido pretende un acercamiento a los nacionalistas, Cospedal destacó que el PP tiene “meridianamente claro que nunca va a cruzar la línea que haga que alguien pueda pensar que vamos a dar a los nacionalistas ningún tipo de cesión”. Lo mismo mantuvo sobre la posibilidad de sentarse a hablar con los terroristas. Llegado el momento de hablar de las víctimas de ETA, fue también contundente: “¿Cómo no vamos a tener claro que las víctimas son el referente ético del PP? Vamos a seguir estando con las víctimas del terrorismo”, añadió.

La única mención de Cospedal a San Gil fue, de pasada, en el momento de agradecer el trabajo a todos los presidentes que ha tenido el PP de Euskadi. “Todos sois el referente moral y político”, dijo.

Ana Mato, vicesecretaria de Organización, también estuvo presente en el acto de inauguración. Se mostró convencida de que “juntos podemos”. Es el lema del congreso.

Mientras, en Madrid, la imagen del PP la protagonizaban Mariano Rajoy y Mari Mar Blanco, la hermana del edil asesinado, en la entrega de premios de la Fundación Miguel Ángel Blanco.