Este artículo se publicó hace 13 años.
"La culpa es de José Luis"
En el despacho de Rubalcaba. 'Público' vivió con el ex ministro del Interior y candidato del PSOE los momentos previos y posteriores al anuncio de ETA
Gonzalo López Alba
Al final le pudo la emoción. "La culpa es de José Luis", dice Alfredo Pérez Rubalcaba, como si tuviera que justificar la lágrima que asoma en sus ojos y que se seca con una mano para evitar que acabe de brotar. Se refiere al presidente del Gobierno, a quien Mariano Rajoy llegó a acusar en el Pleno del Congreso de "traicionar a los muertos" por haber impulsado un proceso de paz que se ha demostrado determinante para el final de ETA. Pero "la culpa" de esa emoción hay que buscarla también en las 11 víctimas, "con nombres y apellidos", que se podrían haber evitado si el cierre se hubiera echado en 2006, el año en que él asumió la cartera de Interior y ETA dinamitó en Barajas su penúltima tregua. Para aquellas víctimas y sus familias es la primera reflexión que sigue al estallido de alegría: "¡Ojalá hubiera pasado antes! Mis muertos no se me quitan de la cabeza. La cantidad de vueltas que le habré dado..."
Público vivió las dos últimas horas de ETA, y los minutos inmediatamente siguientes a que se divulgara su comunicado, en el despacho del candidato presidencial del PSOE, el político socialista que dirigió el Ministerio del Interior entre abril de 2006 y octubre de 2010.
El exministro clavó la hora y el anuncio, pero no hizo pleno con la puesta en escena
Su jornada del jueves fue de intensa actividad pública, pero no muy distinta a la de cualquier otro día desde que es candidato. Esa agenda podría hacer pensar que ETA le cogió por sorpresa. Nada más alejado de la realidad. De hecho, aprovechó un hueco entre acto y acto para escribir el borrador de la declaración que haría después. Y su agenda para la tarde había sido convenientemente despejada. En ella sólo figuraba una cita, con este diario y concertada desde la semana anterior.
Pendiente del móvilDurante los 85 minutos que duró la entrevista propiamente dicha, se mostró relajado y tranquilo, como si lo que se aguardaba no fuera un anuncio histórico y las expectativas no se hubieran frustrado en otras ocasiones. Pero la premura por acabar se fue acentuando a medida que se acercaba la hora ZR. Apostó que el comunicado se haría público "a las siete" y se equivocó en 20 segundos.
El exministro del Interior no sólo dejó abierto su móvil, sino que lo mantuvo en todo momento al alcance de su mano. Durante ese tiempo, atendió a cuatro llamadas Rodolfo Ares, José Luis Rodríguez Zapatero, Antonio Camacho y Patxi López. "Estamos midiendo la salida", explicó para justificar las interrupciones. No fueron las únicas. En otras tres ocasiones hizo una pausa para prestar atención a otros tantos sms.
"Estos son como la UE. Tardan en decidir y, para cambiar, tienen que pasar 10 años"
La previsión fue, en todo momento, que ETA iba a anunciar "que echa el cierre" y que lo haría utilizando la semántica recomendada por los mediadores internacionales. La muerte de Gadafi abrió el interrogante sobre la posibilidad de que hubiera un aplazamiento para que ninguna otra noticia hiciera sombra a la suya. La duda no alcanzó a Rubalcaba: "Estos, cuando deciden algo, son como la Unión Europea. Tardan en decidir y, una vez que deciden, para cambiar tienen que pasar 10 años".
Las únicas dudas que alberga en esos momentos afectan a la puesta en escena. Apuesta porque, además del comunicado por escrito, habrá un video y se difundirá a través de Gara, la BBC y algún diario de referencia internacional. Y, de nuevo, hace pleno. ETA eligió también a la televisión británica y a The New York Times. Rubalcaba sólo se permite una conjetura que no llegara a cumplirse. Especuló, sin dar por hecho que sería así, que los portavoces de la banda podrían aparecer a cara descubierta para no repetir la "imagen de Ku-kux-klan" que dieron con las capuchas blancas de 2006. Hubo capuchas y del mismo color.
A las 18.32, veintiocho minutos antes de que Gara cuelgue el video en su web, Rubalcaba ya tiene "la fórmula": "Abandono definitivo de la violencia. Incluye definitivo' dos veces, al comienzo y al final de un párrafo". La confirmación le llega por sms, a través de uno de sus incontables contactos. A partir de ese instante, pide poner fin a la entrevista, con el compromiso de como así fue completar el sábado la parte relativa al anuncio de ETA: "Es que me temo que a partir de las siete esto va a ser de locos...".
Risas y lágrimas"¡Ya está! En Gara, con video y capucha", exclama en el pasillo Antonio Hernando, el que fue su escudero parlamentario durante la etapa en Interior. Pero no puede darle la noticia a Rubalcaba. No está en su despacho. Acompañado por el director de Comunicación, Carlos Hernández, acaba de subir a la quinta planta, donde una amplia cristalera facilita la iluminación para terminar la sesión fotográfica.
La confirmación le sorprende en pleno posado. Le llega a través del móvil, del que no se ha separado ni un instante, por boca de su director de Gabinete, Gregorio Martínez, que también lo fue en Interior. Elena Valenciano se lo reconfirma en persona y, tras fundirse con él en un intenso abrazo, le acompaña de vuelta a su despacho, donde se congrega un pequeño grupo de colaboradores. La emoción corre a raudales. Se entremezclan risas y lágrimas en una misma persona, como le ocurre a Marisol Pérez, del Comité Electoral: "¡Es que no me lo puedo creer!". Otros, como le pasa a Martínez, liberan su emoción lanzando al aire un puño cerrado que lo contiene todo: el trabajo de años, el sufrimiento, las frustraciones y, finalmente, la mejor compensación.
Rubalcaba no lo confiesa, pero en esos momentos seguramente le haya asaltado la íntima tentación de poner con este hito histórico el punto y final a su carrera política e irse a casa, como Zapatero. Pero le ha cogido a contrapié. En julio se comprometió a "pelear" para ganar las elecciones del 20-N.
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