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Del Valle: "No tengo ni idea de lo que le pasó a Mari Luz"

La familia Cortés lamenta el trato recibido el primer día del juicio

OLIVIA CARBALLAR

Si la Audiencia de Sevillano hubiera tardado casi tres años en confirmar la condena a un pederasta por abusar de su propia hija o si el juez Rafael Tirado no hubiera esperado a ejecutar esa sentencia hasta varios meses después de la muerte de Mari Luz Cortés, probablemente Santiago del Valle no habría estado ayer sentado en el banquillo de los acusados. En la cárcel, y no en la calle, tendría que haber estado cuando la pequeña de Huelva bajó a comprar chucherías en el quiosco de su barrio, El Torrejón (Huelva), el 13 de enero de 2008. Lo que sigue es la crónica de un juicio, desencadenado por una montaña de errores, que nunca debería haberse celebrado.

Del Valle se quitó su forro polar verde estampado, el mismo con el que ha acudido a los juzgados en anteriores ocasiones, pero se dejó puesta la frialdad: 'Me fui de Huelva por las amenazas de la familia [de Mari Luz], no porque hubiera hecho nada malo', respondió a su abogado. 'Yo no he hecho nada', continuó. 'No tengo ni idea de lo que le pasó a la niña, nunca estuve con ella', dijo luego al tribunal. 'Siento lo que le ocurrió porque yo también perdí una niña de 25 meses', remachó. Cuatro formas distintas para concluir lo que ni él mismo parecía creerse: que no tuvo nada que ver con el crimen de la pequeña, de 5 años.

La mujer del pederasta acusa a su cuñada: 'Es un monstruo', dijo

A las 10.07 minutos de la mañana, Santiago del Valle, que se negó a responder preguntas de la acusación y la Fiscalía, abrió ayer en la Audiencia de Huelva la primera sesión del juicio por el caso que removió los cimientos de la Justicia española. En la sala de vistas, con bastantes sillas vacías, dos mujeres gitanas entre el público se indignaban cuando Del Valle intentaba explicar por qué se autoinculpó en sus primeras declaraciones: 'Porque mire usted, como yo digo, estaba coaccionado por los policías y luego condicionado para decir lo que ellos querían que dijera. Yo ya creía que era culpable, me creía que había cogido a la niña; hubiera firmado hasta que cogí a la Madeleine [la niña inglesa desaparecida en el Algarve portugués]'. Y finalizó con un lenguaje propio de abogados: 'Querían que formulara una declaración que fuera creíble'. Al lado, su hermana Rosa del Valle se negó a declarar, pero ratificó el relato de los hechos que hizo cuando fue detenida. Entonces afirmó que trasladó a su hermano en su coche con un carrito de la compra, aunque aseguró desconocer si la niña iba dentro o no.

Por la tarde, y en calidad de testigo, la mujer de Del Valle, Isabel García, acusó de los hechos a su cuñada. 'Es como un monstruo', señaló en una declaración llena de contradicciones. La Fiscalía solicita 23 años de prisión para Santiago del Valle y 17 para su hermana. La acusación eleva la petición a 32 y 20 años respectivamente, aunque el padre de la niña, Juan José Cortés, ha dicho que aceptará la sentencia.

El fiscal pide 23 años de cárcel para el acusado y 17 para su hermana

En la calle, más allá de un trueno aislado y la impertinencia de la lluvia, no había más que policías, periodistas y un grupo reducido de curiosos. Del Valle y su hermana Rosa desembarcaron de un furgón cuando aún era de noche, a las 6.50 horas.

La familia Cortés, que había pedido prudencia para que el juicio no se convirtiera en un circo, llegó pasadas las 9.30 con el dolor contenido. No obstante, se quejaron de la sala que les habían habilitado en los juzgados para atención a las víctimas. 'Nos han tratado como animales', dijo Cortés, que iba acom-pañado de unas 40 personas. La Junta lamentó estas declaraciones. 

 

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