Este artículo se publicó hace 17 años.
Desaparecidos sin dejar rastro
En España hay 12.000 personas de las que no se tienen noticias ni pistas. Las familias se ven desprotegidas y piden cambios legales
Cada año se presentan en torno a 15.000 denuncias por desaparición en España. La cifra no es exacta, pero sí aproximada. La Policía asegura que sólo 15 ó 20 de estos casos (el 0,1 %) se consideran de alto riesgo o "inquietantes". Los cuerpos policiales insisten en que, además, se resuelven casi todas las denuncias. Pero alrededor del 1%, o lo que es lo mismo, unas 150, quedan sin aclarar.
Según los últimos datos disponibles, en nuestro país hay unas 12.000 personas desaparecidas. Gente anónima que un día salió de casa y nunca más volvió. ¿Desapariciones forzosas? ¿Voluntarias? "Es muy difícil saberlo porque detrás de cada caso puede haber mil motivos diferentes, y la única manera de conocerlo es metiéndose en la mente de cada uno". Lo dice Juantxo Domínguez, presidente de SOS Víctimas, una de las cinco asociaciones españolas de familiares y amigos de personas desaparecidas.
Javier San Sebastián, psiquiatra del Hospital Ramón y Cajal, avala las palabras de Domínguez y cree que es un tema "del que aún no se sabe mucho". "Se dan bastantes casos de fugas psicógenas, que se deben a alteraciones de los niveles de conciencia. Es decir, el individuo no es plenamente consciente de lo que hace, pero aún así es capaz de huir a lugares muy lejanos e incluso de adoptar otra dentidad diferente", explica el doctor San Sebastián.
Pero puede ocurrir al revés: que alguien desaparezca simplemente porque quiere. En estos casos, los motivos pueden ser de lo más diversos: rechazo a las condiciones de vida habituales, razones afectivas y emocionales, problemas con la pareja y los círculos de amistades, romper todo vínculo con su familia... "La persona no se atreve a dar la cara, tiene miedo a afrontar la realidad y decide huir y poner tierra de por medio", añade el especialista.
Policía muda
En muchas ocasiones, la policía acaba localizando al desaparecido. Y aquí surge un problema: si quien está en búsqueda reclama que no se comunique su ubicación a los familiares, los agentes poco pueden hacer. Algo injusto y cruel para las familias, que exigen cubrir este vacío legal lo antes posible.
"La familia tiene todo el derecho del mundo a saber que su ser querido está bien y sigue vivo. Y hoy por hoy, eso no es así, por lo que debería cambiarse la legislación vigente", asegura Salvador Domínguez Montero, quien preside ADESEPA, la asociación de desaparecidos de la Comunidad Valenciana. Se pretende así que sea obligatorio comunicar a los denunciantes la localización de la persona ausente.
Cada año se dan muchísimos de estos casos. "Recuerdo hace poco que un chico huyó de su casa, en las Islas Canarias. Su familia contactó con nosotros. Denunciaron el caso y, al cabo del tiempo, dieron con él en Málaga. Se desplazaron hasta allí pero el joven les dijo que no quería saber nada más de ellos y que le dejaran en paz. Y es muy duro, pero en estas circunstancias y con la actual ley en la mano, no hay nada que hacer", cuenta Montero.
Casos como éste se repiten con frecuencia cada año, y son todos muy similares. En otra ocasión, un chico que superaba la treintena se marchó de casa de sus padres, en Barcelona, para vivir con su novia que estaba en Canarias. El joven temía que su familia no aceptara la relación, y optó por desaparecer. "Y claro, si alguien es mayor de edad, no ha cometido ningún delito y tiene sus facultades mentales en orden, puede hacer lo que quiera, huir si lo considera necesario. Aunque haya una denuncia y la Policía le acabe localizando, si esta persona pide que no se avise a su familia, los agentes tienen que acatarlo", relata Manuel Jaime Lorente, presidente de Inter-SOS, Agrupación de Familiares Desaparecidos de Cataluña.
Reivindicaciones al Gobierno
Además de solucionar cuanto antes esta "contradicción legal", las agrupaciones y asociaciones de desaparecidos piden más reivindicaciones. Desde hace años, exigen al Gobierno la creación de un Registro General de Desaparecidos, donde figuren los datos de todas aquellas personas de las que no se tiene rastro. De esta manera, se generaría un mayor intercambio de información entre los diferentes cuerpos policiales del Estado, que ahora, dicen, está "muy dispersa". Los responsables policiales rechazan este extremo, y aseguran que cuentan con una base de datos común, que puede ser consultada por las fuerzas de seguridad de los países del espacio Schengen y por algunas policías locales.
Además, las asociaciones piden la formación de un grupo especializado de policía que se dedique en exclusiva al ámbito de las desapariciones, como ya ocurre en algunos países de la UE (Bélgica, Alemania y el Reino Unido) y en EEUU, así como una base única estatal que recoja el ADN de las personas desaparecidas.
"Es necesario sensibilizar al Gobierno y al resto de la población de la importancia de este tema pero se muestran muy reacios a avanzar", insisten desde la asociación ADESEPA. Mientras todo eso llega, no queda más remedio que convivir con el dolor, y con la esperanza de que, algún día, vuelvan.
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