Este artículo se publicó hace 13 años.
Elorza renuncia a la alcaldía y abre el paso a una alianza PSE-PNV
El alcalde de San Sebastián desde 1991 afirma que no tiene "ningún interés" en ser un "obstáculo"
Odón Elorza, el alcalde socialista de San Sebastián los últimos 20 años, anunció ayer su decisión de "renunciar a cualquier posibilidad" de ocupar la alcaldía de la ciudad.
Elorza despejó así la principal incógnita que se cernía sobre su futuro después de que, durante la campaña, asumiera por escrito el compromiso de no aspirar a ser alcalde de San Sebastián si su candidatura no era "la más votada", lo que finalmente ocurrió por el tsunami electoral de Bildu.
Eguiguren reclama un "cambio radical de la política" del Gobierno vasco
En una multitudinaria comparecencia, y respaldado por los ediles del grupo municipal del PSE, Elorza cumplió su palabra al hacer oficial su renuncia y, por ende, un servicio más a su partido. Al quitarse de en medio en la pugna por la alcaldía, desaparece de facto el primer gran obstáculo para una eventual entente entre el PSE y el PNV, pues el partido nacionalista había anunciado la víspera una oposición frontal a alcanzar un acuerdo de Gobierno con los socialistas con Elorza como alcalde. Consciente de ello, el regidor donostiarra aseguró que no tiene "ningún interés extraño" en seguir al frente del Ayuntamiento y "menos aún" en ser "un obstáculo" para un pacto que pueda evitar un Gobierno de Bildu y la "paralización" de la ciudad. No obstante, quiso dejar también claro que su decisión no está forzada en absoluto por el órdago del partido nacionalista, sino que la adoptó "plenamente" el domingo por la noche, una vez conocida su "derrota".
Elorza está dispuesto, no obstante, a "ejercer el papel de concejal portavoz de la oposición socialista" en el caso de que finalmente el PSE pase a la oposición. Aún es una incógnita si el grupo socialista en San Sebastián presentará un candidato alternativo a la alcaldía que pueda ser aceptado por el PNV. El PSE, que abordará este asunto próximamente, estudia si ,para ello, desde un punto de vista legal, Elorza debe renunciar incluso a seguir en el consistorio como concejal.
La renuncia de Odón Elorza no fue, sin embargo, lo único que sacudió ayer el Partido Socialista de Euskadi. Los malos resultados electorales llevaron a su presidente, Jesús Eguiguren, a defender sin ambages la necesidad de "cambiar radicalmente la política" del Gobierno vasco en los dos años que restan para el final de la legislatura, sobre todo en materia de pacificación.
El presidente de los socialistas vascos tiene la sensación de que, después de "tocar el cielo electoral" en las elecciones autonómicas de 2009, la sociedad vasca ha castigado a su partido, "sin tener la culpa", por la percepción de que estaba "en contra de todo". Eguiguren llevaba más de un año defendiendo en el PSE y el Gobierno vasco, sin excesivo éxito, la necesidad de "adelantarse a los acontecimientos" con un papel más activo a favor de la paz.
Pastor pide una "reflexión"Ahora, superado ya el ecuador de la legislatura y a la vista de los malos resultados en las urnas, parece que ya no predica en el desierto. Ayer mismo, el portavoz del PSE en el Parlamento vasco, José Antonio Pastor, se mostró de acuerdo con que los comicios han abierto un nuevo escenario que hace necesaria una "reflexión serena" sobre los "grandes proyectos del país, también la pacificación".
Bildu quiere mandar a la oposición a PP y UPN a cambio de nada
En este nuevo tiempo, Eguiguren abogó también por que su partido logre un pacto de estabilidad con el PNV. Según su análisis, este resultaría beneficioso para la gobernabilidad de instituciones como la Diputación de Guipúzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastián, donde Bildu fue la fuerza más votada el domingo: "En Irlanda, hasta que se disolvió el IRA, no se le dio responsabilidades políticas al Sinn Féin".
El presidente del PSE también está convencido de que esa complicidad con el PNV resultaría beneficiosa para poner en marcha iniciativas en favor de la pacificación relativas a la política penitenciaria o el proceso de verificación del alto el fuego de ETA. Según su planteamiento, habría que elaborar propuestas concretas para su aprobación en el Parlamento vasco, de modo que su mandato institucional sea comprendido en Madrid y pueda favorecer la acción del Gobierno de Zapatero.
En tal escenario, es una incógnita la reacción que, ante ese "cambio radical de la política" del Gobierno vasco, pueda tener su socio preferente, el PP vasco. Con las elecciones generales a un año vista, se antoja difícil pensar que desde Génova vayan a levantar la presión sobre Zapatero en política antiterrorista, uno de sus temas preferidos para desgastarle. No obstante, Eguiguren no pierde la esperanza en que el partido liderado por Antonio Basagoiti se resitúe también en el nuevo escenario político abierto en Euskadi y empiece a "cambiar y prestarse con el PSE y el PNV a sembrar las bases de la paz en Euskadi, porque depende de estos tres partidos". "Si no lo conseguimos, nos tendrían que echar a todos en las próximas elecciones", agregó el presidente del PSE.
Temor del PPEl PP vasco respondió ayer con cautela. "Hay que ver a qué se refiere (Eguiguren)", dijo el portavoz de los conservadores vascos, Leopoldo Barreda, en el Parlamento de Vitoria. Lo que no ha sentado tan bien en el partido de Basagoiti es el alegato de Eguiguren a un entendimiento entre el PSE y el PNV por temor a que pueda hacerle sombra. "Su propuesta es una propuesta del pasado, de políticas antiguas y fracasadas, y no aporta ninguna estabilidad porque no es aplicable, ni ejecutable", dijo Barreda, para, acto seguido, añadir: "En ninguna de las instituciones en las que hacen falta acuerdos dan los números, es el primer dato que debería tener en la cabeza".
El PP ansía un acuerdo global con PSE y PNV que, además de asegurarle los gobiernos en la Diputación de Álava y el Ayuntamiento de Vitoria, donde no llega a la mayoría absoluta, le garantice una parte de la tarta en el consistorio donostiarra y la Diputación de Guipúzcoa a costa de Bildu. Sin embargo, en ninguna de estas dos instituciones el PP es imprescindible para colmar su deseo de mandar a Bildu a la oposición.
La coalición de EA, Alternatiba e independientes abertzales y de izquierdas tendrá en el Ayuntamiento donostiarraocho ediles, mientras que PSE (7) y PNV (6) suman 13. Si socialistas y nacionalistas alcanzaran un acuerdo, Bildu sólo podría conservar el Gobierno municipal con los votos del PP, algo impensable. Y otro tanto ocurriría para la Diputación guipuzcoana, dado que Bildu tiene 22 escaños, el PNV, 14, el PSE, 10, el PP, 4, y Aralar, 1.
Entre tanto, Bildu se mantiene inflexible sobre dos pilares: por un lado, quiere gobernar allí donde su candidatura ha sido la más votada, y, por otro, está abierta a apoyar, sin contrapartidas, cualquier Gobierno que suponga mandar a la derecha a la oposición, es decir, evitar que el PP gobierne la Diputación alavesa y el Ayuntamiento de Vitoria y que UPN pueda formar Gobierno en Navarra. Y persigue tal escenario porque la derecha "niega la existencia de Euskal Herria como pueblo y la apuesta por una transformación social desde la izquierda".
El secretario general de EA, Pello Urizar, el líder de Alternatiba, Oskar Matute, y la independiente BakartxoRuiz comparecieron ayer en San Sebastián, como portavoces de Bildu, para fijar esas dos prioridades. Su intención es hablar tanto con el PNV como con el PSE y el PSN para sondear su disposición antes de plantearles una propuesta concreta.
El PSE ya ha anunciado su negativa a cualquier pacto con Bildu. Otra cosa ya es la postura que pueda tomar finalmente el PSN en Navarra. Si llega a un acuerdo de Gobierno con NaBai, el apoyo sólo en la investidura de Bildu e Izquierda-Ezkerra apartaría a UPN del Gobierno.
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