Público
Público

Emociones. Los afectados por el 11-M reciben el fallo con indignación y alivio

Los afectados reciben el fallo con una mezcla de indignación y alivio.

ARTURO DÍAZ

Uno por uno o en pequeños grupos, los hombres y mujeres que más lloraron ayer, las víctimas del 11-M, salían de la Audiencia Nacional pensativos, cubriéndose con grandes gafas de sol y fumando nerviosamente.

Enfrente, cientos de periodistas trataban de convencerles para llevarles ante las cámaras de medio mundo para comentar el veredicto. Había un punto obsceno en la urgencia de los periodistas de los magacines de televisión por vencer el afán de recogimiento de los familiares más discretos.

Las víctimas fueron las grandes protagonistas de la lectura del fallo. No podía ser de otro modo. Son muchas las familias de los muertos (191) y heridos en los atentados (1.857) que llevaban años esperando respuestas. Así que la emoción volvió a correr en los gestos, palabras y miradas. Pero lo leído por el presidente del tribunal no satisfizo a todos.

Los primeros en dejar la sala de los macrojuicios de la Audiencia, en la Casa de Campo (un gran bosque semisalvaje al este de la capital), fueron las víctimas más cabreadas.

El sentir general oscilaba entre el alivio por la refutación clara de las teorías conspiratorias que mezclaban a ETA en la masacre y el rechazo profundo (y la rabia, y la indignación) por las 'penas de chiste', 'insultos', 'condenas ridículas', que obtuvieron de los magistrados la mayoría de los acusados.

De la euforia por el desmontaje, punto por punto, de las supuestas conspiraciones que hizo el juez en la primera parte de su lectura, se pasó al jarro de agua fría de las condenas que las víctimas presentes consideraron unánimemente insuficientes.

'Debo absolver y absuelvo...'. En el momento en que se exoneró a los Toro y otros acusados, un murmullo había recorrido la sala. El pañuelo de papel en el que una mujer había enjugado su ansiedad acabó hecho trizas a medida que se leían las condenas por los altavoces.

Bárbara Morales, viuda a los 29 años porque asesinaron a Javier (de 26) en uno de los trenes, contaba su penar a alguien por el móvil mientras dejaba el recinto con los ojos alucinados.

Al terminar su llamada, explicaba en voz baja pero firme su discurso contrario al fallo: 'La lucha no ha servido para nada. ¡Sólo tres condenas gordas de 29 acusados! Salen peor parados cuatro matones de la calle que El Egipcio. Matar sale muy barato en este país. ¡Es que Zouhier va a salir de la cárcel con menos edad que la que tengo yo! Hay mucho facha por ahí suelto, ¿sabes? Yo no pensaba que esto iba a ser una reparación de lo que me pasó, pero es que ha sido un insulto. Dan ganas de usar el dinero que te dan para contratar a dos y tomarme la justicia por mi mano...'.

Bárbara decía todo esto sin atropellarse, muy serena en su ánimo desquiciado, posando su dolor inmenso en cada sílaba.

'Sabemos qué, sabemos quién'

Más avanzada la mañana salió el grupo de víctimas que acompañaba a Pilar Manjón. El presidente del Tribunal les había explicado la sentencia, el porqué de las penas 'bajas', y el esfuerzo de Javier Gómez Bermúdez surtió efecto.

Manjón, presidenta de la Asociación 11-M de Afectados de Terrorismo -la que más familias de fallecidos representa, 96, frente a los seis asociados a la Asociación de Víctimas del Terrorismo-, aseguró que 'ya sabemos qué, ya sabemos quién y nos falta leer mas despacio para saber si han recogido los porqué'.

Manjón, como el resto de las víctimas preguntadas, dio gran importancia al fin de la conspiranoia: 'De momento me voy contenta a casa. Mi hijo esta noche no va a volver, pero ha quedado claro que el atentado lo cometieron islamistas yihadistas de la rama salafista'.

También se dijo alegre 'porque es el primer paso que queríamos dar y hemos llegado a una sentencia, nos guste más o menos, pero es nuestra sentencia'.

Las penas 'cortas' para los acusados hacen que la asociación haya decidido recurrir el fallo, aunque reconocen que han de 'estudiarlo en profundidad'.

La Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) considera, a través de un comunicado, que la sentencia es 'un punto y seguido en la búsqueda de toda la verdad', pero insta a seguir buscando a los autores intelectuales de la matanza.

El grupo aprovechó para criticar la labor llevada a cabo por el juez Juan del Olmo: 'El resultado de este juicio está condicionado a la limitación de la instrucción de la causa'. Como dijo una víctima más gráficamente, 'no se puede llenar una piscina con un cubo de agua; Bermúdez ha hecho lo que ha podido'.

Maribel Presa, madre de Carlos, uno de los muertos en el atentado, a duras penas podía controlar sus nervios. 'Esto ha sido una vergüenza y una injusticia', resumía medio llorando. 'Siempre supe que no iba a haber justicia para mi hijo, pero esto... A mí y a mi marido nos condenaron a cadena perpetua el 11 de marzo de 2004 y estos se van a ir de rositas', se lamentaba.

Cuando el autobús de la Guardia Civil salió de la Audiencia con los condenados a bordo rumbo al penal, una mujer joven gritó '¡asesinos, hijos de puta!'. '¡Ay!, qué bien me he quedado', dijo justo después. Al minuto pasó a su lado Sergio Álvarez, uno de los absueltos. Entonces se puso más seria: 'Y que tenga que dejarle pasar así, tan tranquilo...'.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias