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Espionaje 'a la batasuna'

La ilegalizada formación gastó 1.570 euros en escuchar a la Policía y evitar que le grabasen.

ÓSCAR LÓPEZ-FONSECA

A los dirigentes de Batasuna no les gusta que graben sus conversaciones, pero sienten debilidad por escuchar los mensajes que los agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado se transmiten a través de sus comunicaciones internas. Esa es la conclusión que han sacado los expertos de la lucha antiterrorista tras incautarse a mediados de octubre en el domicilio del presunto jefe de seguridad de Batasuna, Gorka Díaz Martín, y en una sede de EHAK (siglas en euskera del Partido Comunista de las Tierras Vascas) de cuatro artilugios de contraespionaje supuestamente utilizado por los dirigentes de la izquierda abertzale para mantener la confidencialidad de sus reuniones.

Dichos aparatos, según informes policiales enviados recientemente a la Audiencia Nacional a los que ha tenido acceso Público, son, en concreto, dos frecuencímetros y otros tantos receptores de comunicaciones. Cuatro aparatos de fácil adquisición tanto en tiendas especializadas como en  páginas especializadas de internet por los que la ilegalizada formación gastó cerca de 1.570 euros, según los precios actuales del sector.

A la busca de micrófonos

Los frecuencimetros –uno del modelo Pro-6000 GSM y el segundo, un Pirostar FC 2001– tienen como principal función, según las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas, detectar en una habitación la presencia de micrófonos ocultos, telefónos móviles activos, vídeos transmisores y localizadores GPS, entre otros tipos de artilugios que emitan al exterior conversaciones o imágenes de lo que se esté produciendo en su interior.

Uno de estos fue utilizado –cómo adelantó Europa Press el pasado 11 de noviembre– por Arnaldo Otegi en sus reuniones secretas con el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, que precedieron al alto el fuego de ETA. Fuentes conocedoras de dichos contactos añaden ahora a Público que el dirigente abertzale encarcelado manejó uno de ellos en una de las reuniones cuyo lugar de celebración fue elegido por los interlocutores del PSE, en concreto, en la celebrada en la localidad guipuzcoana de Zarautz. Hasta entonces, los encuentros se celebraban en el caserío Txillarre, de Elgoibar (Guipúzcoa), un lugar que ambas partes consideraban seguro hasta que detectaron en sus cercanías la presencia de miembros de los servicios secretos.

En la sede de EHAK

Las fuentes policiales destacan que de los dos frecuencímetros intervencidos en las últimas semanas, uno de ellos, el Pirostar FC 2001, fue localizado en la sede donostiarra de EHAK. El otro –cuyo precio en el mercado se acerca a los 1.000 euros– lo fue en el domicilio del supuesto jefe de seguridad de Batasuna, en la calle Licenciado Pozas, de Bilbao. Allí se encontraron también los otros dos artilugios antiespionaje intervenidos por la Polacía: sendos receptores de comunicaciones utilizados para interceptar conversaciones radiofónicas, entre ellas, las que intercambian los agentes de Policía durante sus investigaciones. De los dos modelos encontrados –el IC R-5 y el IC PCR-100–, los expertos policiales consultados destacan la potencia del segundo, un pequeño artilugio que se conecta a un ordenador portatil y que es capaz de barrer frecuencias de hasta 1.300 megaherzios.

La Policía ha constatado que Gorka Díaz –en cuyo domicilio se encontraron también diversos publicaciones y manuales de seguridad, alguno con el sugerente título de Las paredes oyen, además de un inhibidor de telefonía móvil que no funcionaba– visitaba ferias para profesionales del sector para informarse de las últimas novedades. Luego, se ponía en contacto con ellas y adquiría con su nombre y apellidos reales dichos aparatos. Europa Press aseguraba en su información que los expertos de la lucha antiterrorista tienen contrastada adquisiciones del supuesto jefe de seguridad de Batasuna en una empresa de Bilbao y en otra de Barcelona.

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