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"ETA se tiene que comer este marrón"

El libro 'Si yo fuera presidente' narra la travesía de Rajoy durante cuatro años difíciles

FERNANDO GAREA

Los etarras se tienen que comer este marrón después de todo lo que han hecho (...) Vamos a conseguir un escaño por cada muerto'.

 
Estas dos frases las pronunciaron en la sede central del PP en la calle Génova dos fontaneros de La Moncloa durante la agitada mañana del 11 de marzo de 2004.

Ese frío cálculo sirve para dar idea del aturdimiento y el sesgo que se dio al terrible atentado en lo que era el entorno más cercano a Aznar en La Moncloa y también explica las consecuencias políticas de la actuación del entonces presidente del Gobierno. Son parte del libro 'Si yo fuera presidente' (Editorial Temas de Hoy) que se presenta esta semana.

María Jesús Güemes, redactora de Público, y Pablo A. Iglesias, redactor jefe de Nacional de la agencia Servimedia, son los autores de una detallada crónica de la difícil travesía de Mariano Rajoy desde la campaña electoral de 2004 hasta hoy, con la mirada puesta en su futuro más inmediato.

Arranca en su recorrido por España como virtual presidente del Gobierno y llega al análisis de sus estrategias en el presente. En medio quedan cuatro años de duro camino en la oposición para quien sólo estaba mentalizado para gobernar y, al final, la valoración más personal que hacen de él 14 de sus más directos colaboradores.

La crónica periodística de los autores, informadores acostumbrados a manejar la noticia del día a día del PP y seguir la actualidad en primera línea, incluye revelaciones que permiten encajar y entender los acontecimientos públicos.

Por ejemplo, relata la conversación de Rajoy con un candidato de Castilla y León días antes del 11-M, en la que el líder del PP admite que había informes que advertían de un posible atentado contra las tropas españolas en Irak. Rajoy, preocupado por su efecto electoral, concluyó: 'Hay que rezar para que no haya un atentado en Irak'.

El libro sirve para observar las jornadas del 11 al 14 de marzo de 2004 con los ojos de Rajoy y entender por qué los acontecimientos sirvieron para borrar el destino que parecía tener escrito desde que Aznar le designó sucesor. Tras las elecciones, Rajoy se refugió en Canarias con su familia y dudó entre dimitir inmediatamente, esperar a verano para abandonar y la decisión final de seguir adelante.

Al decidirse por afrontar la legislatura como líder de la oposición se hizo compañar por dos dirigentes con experiencia y lealtad acreditada: Acebes y Zaplana. Esa decisión de Rajoy obligó a Zaplana a deshechar las ofertas profesionales al margen de la política y a Acebes a reconducir los planes que ya había diseñado con su esposa.

De las fechas posteriores son también las reticencias de Jaime Mayor Oreja para ser cabeza de lista en las europeas y las cábalas sobre la conveniencia de presentar al propio Aznar al frente de esa candidatura para mantener su inmunidad parlamentaria, por si a alguien se le ocurría actuar contra él por la Guerra de Irak.

Los autores relatan la difícil relación entre Rajoy y Manuel Fraga y episodios inéditos como la conversación entre Javier Arenas y Alfonso Guerra en Tarifa que ayudó a que el PP se incorporara, contra todo pronóstico, al consenso sobre el Estatuto de Andalucía.

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