Público
Público

ETA y Justicia, los dos escollos de la negociación entre PP y PSOE

Alonso y Santamaría se reúnen el jueves para comenzar las negociaciones sobre futuros pactos

MARÍA JESÚS GÜEMES

El PP no le dará a Zapatero ni los cien días de gracia que se le conceden habitualmente al Gobierno. 'Imposible, ya le conocemos desde hace cuatro años', explica un diputado.

En el debate de investidura Mariano Rajoy dio muestras de un estilo diferente: un mensaje contundente pero menos bronco, un gesto amable envuelto por su interés en dialogar como 'necesidad nacional'... Parecía que la crispación política de los últimos cuatro años quedaba enterrada de golpe. Pero una palabra, desconfianza, la que sobrevoló todos sus discursos, podría convertirse en toda una amenaza para que el clima de entendimiento entre el Gobierno y el PP llegara a buen puerto.

En el partido tienen en cuenta que Zapatero salio elegido sin hipotecas con los nacionalistas y también apreciaron que les tendiera la mano, al pedir 'la colaboración singular de la primera fuerza de la oposición'. Pero no terminan de creerse sus buenas intenciones.

Por eso mismo, a día de hoy, a Rajoy se le ve cauteloso. No quiere que se le acuse ya de negarse a cuanto le proponen. Esperará hasta que le convoquen en la Moncloa y acudirá, como ha hecho siempre, a escuchar lo que le tenga que decir el jefe del Ejecutivo socialista. 'Lo importante es ver si podemos empezar a hablar', dice uno de sus asesores.

Hasta que llegue el momento, el líder del PP le quita hierro a lo que en breve volverán a convertirse en los dos grandes escollos entre el Gobierno y su partido: la Justicia y la lucha contra ETA.

El jueves próximo, los portavoces parlamentarios, José Antonio Alonso y Soraya Sáenz de Santamaría, se verán las caras. El socialista quiere cerrar un calendario de trabajo y va con una idea en mente: la renovación del Tribunal Constitucional y sobre todo la del Consejo General del Poder Judicial, que lleva en funciones desde el 7 de noviembre de 2006 por culpa del PP, que se ha negado a negociar su nueva composición, algo que se realiza por mandato constitucional, con tal de seguir controlándolo.

Para el PP, sin embargo, esa no es la prioridad fundamental. Los conservadores quieren que antes de abordar ese asunto se hable de la mejora de la Justicia. Con la huelga de funcionarios, los retrasos, los nuevos delitos y las polémicas que han surgido a raíz de asuntos, como el caso Mari Luz, para los dirigentes del PP lo urgente es que se presente un conjunto de medidas que resuelvan los problemas de los ciudadanos. 'Queremos cerrar lo del CGPJ, pero no podemos hablar sólo de carguitos', comenta un miembro del PP a disgusto.

Este tema puede convertirse en el primer punto de discrepancia entre Rajoy y Zapatero. Además, la continuidad del ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, no facilita las negociaciones, aunque el peso no lo lleve él sino Alonso. El líder del PP esperaba que Zapatero sustituyera al ministro que acusó a su formación de ser de 'ultraderecha'.

Si éste se puede convertir en el primer choque de trenes, el consenso en la lucha contra ETA también sigue en el aire. La estrategia marianista se decidirá en función de los gestos que haga el Gobierno. 'Debemos ver pasos firmes por parte de Zapatero. Éste tiene que manifestar una voluntad real de acabar con ETA y las palabras se deben convertir en hechos', explican desde el Congreso.

En el partido quieren pensar que Zapatero se ha dado cuenta de que se ha equivocado y que ahora buscará con ellos el fin de ETA. Ellos se mantienen en los principios del Pacto Antiterrorista.

Hace unos días, Rajoy mantenía que no le importaban mucho las formas con tal de que el fondo fuera claro. Sin embargo, todos los grandes pactos de la democracia han ido acompañados de un texto firmado por sus promotores. Ahora no es el momento de exigencias pero en el PP esperan que los acuerdos de esta legislatura salgan siempre sellados y rubricados. Desde luego para el PP vasco el Pacto contra ETA debe ser 'por escrito'.

El PP también aguarda un trato preferente por parte de Zapatero. Pero el presidente del gobierno, ya lo dijo, quiere una estrategia antiterrorista compartida por toda la Cámara. A los conservadores les cuesta ver al PNV, a pesar de las últimas actuaciones de Urkullu, suscribiendo un acuerdo en el que 'se pida acabar con ETA, se diga que no se va a negociar con la banda y se señale que los que no condenen la violencia no deben estar al frente de las instituciones', comenta un miembro de la cúpula de dirección del. Para Rajoy lo importante es que los pactos sean buenos cualitativamente, no cuantitativamente.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias