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Expectación en las herrikos

G. M.

El día ha amanecido lluvioso en Larrabetzu, la pequeña localidad vizcaína que cierra el valle del Txorierri. Apenas hay gente en la calle a las diez de la mañana y la herriko taberna sede social de la izquierda abertzale está cerrada. La presencia de la ilegalizada Batasuna, sin embargo, se palpa en toda la calle de Andra Mari, que cruza el pequeño casco urbano engalanado con carteles reivindicativos. Aquí, como en otras localidades, sus bases han recobrado la ilusión y afrontan con 'esperanza' la situación abierta tras su debate interno y el último anuncio de ETA de cese de 'acciones armadas ofensivas'.

'El Gobierno tiene que creer los pasos que hemos dado en la izquierda abertzale de modo unilateral. Tengo esperanza en que pueda haber un proceso de paz definitivo'. Es el alegato de Mikel Etxebarria, militante abertzale, de 44 años y hostelero en esta pequeña localidad, de 1.600 habitantes. Maneja en su discurso las claves de la situación política y, como otros militantes consultados por Público, insiste en que el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero debe empezar a tener 'confianza' en la apuesta política de la ilegalizada Batasuna.

Mikel Etxebarria se muestra satisfecho con los pasos dados el último año y, en especial, con la resolución política aprobada en febrero Zutik Euskal Herria (Euskal Herria en pie), en la que las bases de Batasuna apuestan por seguir una estrategia por 'medios exclusivamente políticos y democráticos' y mediante la 'lucha de masas, institucional e ideológica', es decir, sin violencia: 'Estoy contento porque creo que debe abrirse una nueva fase para que la lucha sea política'.

Este es el 'mandato' [término utilizado por Rufi Etxeberria y el mediador Brian Currin] que las bases de la izquierda abertzale han hecho, en definitiva, a ETA. El abogado surafricano habló de 'mandato' hace una semana, tras conocerse el anuncio de ETA, para destacar que esta vez la 'iniciativa' corresponde a la izquierda abertzale. Rufi Etxeberria se refirió por primera vez al 'mandato de las bases' a ETA ya en junio, al analizar el acuerdo firmado con EA para impulsar la construcción de un Estado vasco por 'vías pacíficas', así como el escenario abierto a raíz del debate interno.

'Hemos tomado un nuevo camino y vamos a seguir. ¿Zancadillas? Todas'

La militancia abertzale está expectante. Por primera vez en la historia, la banda armada ha anunciado un cese de atentados después de que las bases de la izquierda abertzale hayan definido una nueva estrategia política y, además, sin que haya habido conversaciones ni compromisos con otros agentes. En 1989, la tregua estuvo ligada a las conversaciones de Argel; en 1998, se produjo tras el Pacto de Lizarra-Garazi, y en 2006, hubo contactos con intermediarios del Gobierno.

Este militante de la izquierda abertzale en Larrabetzu da así un valor especial al carácter 'unilateral' del anuncio de ETA tras los pasos dados por Batasuna el último año. 'Y el Gobierno lo sabe, sabe que todo esto va en serio. Debería empezar ya a cambiar algo el discurso, aunque hay que darle tiempo. Es cierto que tiene la presión de la derecha para seguir con la misma política por intereses electoralistas e institucionales', dice Mikel, convencido de que la izquierda abertzale volverá a ser legal.

Como en Larrabetzu, la izquierda abertzale tampoco cuenta con representación legal en Amorebieta (Vizcaya), pero su peso social en la calle resulta evidente. En bares, peluquerías, librerías, droguerías, carnicerías, pescaderías o comercios de ropa está colocada una fotografía de José María Sagardui, Gatza, el preso de ETA que lleva más tiempo encarcelado (30 años), para pedir su puesta en libertad.

En una pared de la herriko taberna, se recuerda también en un relieve al fallecido histórico de la izquierda aber-tzale natural de esta localidad, Jon Idigoras, así como a Santi Brouard y Josu Muguruza, asesinados por el GAL y la ultraderecha en los años 80.

María Goikoetxea es desde siempre militante de la izquierda abertzale. A sus 52 años, cuenta que Gatza era de la cuadrilla y que 'todo el pueblo' está ahora volcado para pedir su puesta en libertad, retrasada desde 2009 por la llamada doctrina Parot. 'A las manifestaciones va también gente del PNV', subraya.

Esta militante de base se muestra también de acuerdo con la resolución política aprobada en el debate interno: 'Estoy satisfecha, pero también veo que mientras en la izquierda abertzale estamos dando pasos agigantados, hay otros agentes, como el Gobierno, que no facilitan nada que pueda haber un proceso de paz'.

'El Gobierno debe creer los pasos que hemos dado de modo unilateral'

Goikoetxea tiene dudas sobre lo que pueda ocurrir tras escuchar lo dicho por distintos cargos del Gobierno esta semana al hilo del comunicado de ETA. 'Da la sensación de que buscan la derrota, que sólo piensan en la vía policial. En cualquier caso, en la izquierda abertzale hemos marcado un nuevo camino y vamos a seguir adelante. ¿Zancadillas? Todas', teme esta militante.

Idoia es una joven militante de la izquierda abertzale, de 23 años, satisfecha también con el debate interno y la apuesta por 'las vías políticas en exclusiva'. 'Está bien meter presión, la movilización social, pero matar no. Yo no estoy de acuerdo con eso', dice, abiertamente.

El encuentro con ella se produce en el casco antiguo de Bergara, localidad guipuzcoana de 14.800 habitantes, gobernada desde 2007 por ANV, partido ilegalizado en 2008 por el Supremo. Su alcaldesa, Agurne Barruso, realizó junto a Txelui Moreno la primera valoración de 'urgencia' de la izquierda abertzale sobre la declaración de ETA, el pasado domingo.

Idoia ve la posible apertura de un proceso de paz con optimismo, pero también con prudencia por las 'desconfianzas' alimentadas por las treguas anteriores: 'Es necesario que el Gobierno crea que esto va en serio'. Y para ella, 'la legalización de Batasuna supondría un gran paso' para un proceso de paz y también 'para convencer a ETA de que lo deje'.

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