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Un fallo en el cálculo de los anclajes pudo causar la caída de 'El Péndulo'

Según las primeras investigaciones de los técnicos, el accidente pudo obedecer a que sus soportes eran insuficientes

EFE

Un fallo en el cálculo del peso que podían soportar los anclajes de 'El Péndulo' se perfila como una de las principales hipótesis de la caída de la atracción del parque del Tibidabo de Barcelona, en la que ayer murió una niña de quince años.

Según han explicado fuentes cercanas al caso, de acuerdo con las primeras investigaciones efectuadas por los técnicos, la caída de la atracción pudo obedecer a que sus anclajes eran insuficientes para soportar el peso del brazo -del que cuelga la cabina con sus cuatro ocupantes-, lo que acabó con el tiempo por arrancar de cuajo la base de 'El Péndulo'.

Los técnicos a los que el Parque de Atracciones del Tibidabo ha encargado la investigación del siniestro han revisado los materiales de los que están hechos los anclajes de la atracción y han descartado la hipótesis de que cedieran al haberse oxidado o deteriorado por el paso del tiempo.

Por tanto, las primeras hipótesis apuntan a un fallo de las mediciones que efectuaron los ingenieros responsables de los anclajes de la atracción para calcular el peso que éstos podían soportar.

El montaje de la atracción El Péndulo del Tibidabo necesitó tres días de trabajo y fue llevado a cabo por cinco técnicos italianos y un ingeniero. La instalación llegó de Italia el 26 de julio de 2006 y entró en funcionamiento en agosto de ese año.

Con sus 40 metros de caída, es una de las estrellas del parque de atracciones barcelonés del Tibidabo desde que fuera inaugurada a principios de agosto de 2006. De fabricación italiana, se inauguró el 4 de agosto de 2006 en el Tibidabo, y en aquel momento fue la primera atracción de estas características que se ponía en marcha en España.

Consta de un brazo articulado de 25 metros de longitud que sujeta una góndola con una capacidad de cuatro personas por trayecto, cabina que se deja caer de forma controlada desde una altura de 40 metros.

Los ocupantes son primero elevados para después ser soltados, tras conseguir una velocidad de 100 kilómetros por hora en menos de 2,8 segundos, y soportar una fuerza de la gravedad de 4,5. Un vez finalizada la fase de caída al vacío, la góndola describe un movimiento pendular de unos cincuenta metros de recorrido.

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