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La Generalitat desoye a los médicos al abrir la puerta a nuevos recortes

El sindicato convocante, Metges de Catalunya, ha cifrado la asistencia en el 73%

DANI CORDERO

La huelga de médicos convocada en Catalunya hoy acabó como empezó el martes pasado, con un seguimiento discreto que el sindicato convocante, Metges de Catalunya, cifró en el 73%, mientras que la Generalitat lo rebajó al 20%. Además, unos 300 médicos cortaron la Gran Vía en los alrededores del hospital de Bellvitge.

Una vez echado el pulso, la central Metges de Catalunyapidió un receso de 'serenidad y análisis' antes de aventurarse a convocar nuevos paros tras las elecciones, como ha amenazado. Sigue, sin embargo, mandando el deseo de 'reconducir la errática política' del Govern catalán, que respondió por boca del conseller de Salut Boi Ruiz con una petición para volver a la mesa de negociación.

Ruiz eludió entrar en colisión con el sindicato. Incluso evitó cargar su discurso con los 40.000 aplazamientos de visitas originados por las 48 horas de huelga, al afirmar que podrán ser digeridos en 30 días. Pero el conseller no dijo lo que Metges quiere oír: que el presupuesto sanitario de la Generalitat será en 2012 el mismo que el de este año y que se evitarán nuevos recortes. Más bien se acercó a lo contrario.

Como ya hiciera hace unas semanas, el conseller sólo se comprometió a mantener las partidas que afectan a la 'prestación asistencial', aquellas que afectan a los pacientes, por lo que abrió las puertas a que el presupuesto en su conjunto sea inferior, con una reducción en el gasto a través del alquiler de equipamientos, la inversión en publicidad, la estructura administrativa o los salarios de los directivos. 'La conselleria puede tener una reducción del presupuesto que no afecte a la actividad', señaló.

Tampoco garantizó que las plantillas se puedan mantener el próximo año, pese a que esa 'es la voluntad' de la Generalitat y uno de los compromisos ante el resto de sindicatos presentes en la sanidad que negocian un ajuste salarial en las plantillas del Institut Català de la Salut, el organismo de la Generalitat que controla ocho hospitales y centenares de ambulatorios.

'Hemos protegido de la quiebra el sistema sanitario público con un frenazo brusco del gasto', se defendía Ruiz. Nada que ver su descripción con la performance que llevó Metges de Catalunyaante la sede de la conselleria, donde el sindicato emuló un campo de minas para describir la política del Govern. Cada artefacto simulado en el suelo mostraba un daño colateral de los recortes: las 1.500 camas hospitalarias cerradas, los servicios de urgencias nocturnos clausurados en 58 ambulatorios y el 40% de reducción de la actividad quirúrgica.

'La catalana es una sanidad de excelencia y no queremos que se estropee', dijo el presidente del sindicato de facultativos, Albert Tomàs. Tomàs fue muy gráfico en su explicación. El próximo año habrá los mismos recursos que en 2008 para atender a más de un millón de usuarios más y mantener nuevas infraestructuras estrenadas en los últimos años. 'Difícil de contener', resumió.

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