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Gestos de paz entre presos y víctimas

Un 70% de los encarcelados estaría a favor de un proceso de paz. La Fundación Fernando Buesa pide 'medidas' para su 'reinserción'

GUILLERMO MALAINA

Presos de ETA y víctimas del terrorismo han protagonizado sendos gestos las últimas semanas con la esperanza de favorecer un eventual final de la violencia. El primero llegó con la carta hecha pública por Joseba Urrusolo Sistiaga y Carmen Gisasola, junto a otros seis reclusos, titulada Pasos en el irreversible proceso de paz.

En el escrito, planteaban la necesidad del 'reconocimiento-reparación de los daños causados' a las víctimas.

El segundo gesto lo ha hecho la Fundación Fernando Buesa con la publicación en su boletín de un texto en el que, 'ante un eventual final de ETA, que se vislumbra próximo', plantea 'medidas favorecedoras de la reinserción' de los presos.

Son dos gestos incipientes y que, en absoluto, representan a la totalidad de ambos colectivos, pero también es cierto que se trata de iniciativas impensables hace apenas seis meses y, por lo tanto, resultado de un clima de mayor confianza. La incógnita ahora es saber el recorrido que puedan tener. Según las fuentes consultadas, la carta firmada por los ocho reclusos a favor de un proceso de paz no será un hecho aislado. Habrá más iniciativas para potenciar la labor que puedan desarrollar los presos de ETA desde la cárcel a favor de un proceso de paz. 'Están activos y en una dinámica de aportar para impulsar el proceso', aseguran.

Los ocho firmantes de la carta son presos que mantienen una posición crítica con la violencia de ETA y que abandonaron el Colectivo de Presos (EPPK). No obstante, según fuentes consultadas conocedoras de la situación, la apuesta por la apertura de un proceso de paz es compartida por la mayoría, 'sobre un 70%'. 'En el EPPK tampoco se están moviendo mucho ahora porque están esperando a ver qué decide ETA sobre la tregua', apuntan.

En la citada carta, los ocho presos firmantes [Andoni Alza, Rafa Caride, Koldo Carrasco, Fernando Luis Astarloa, Josu García, Carmen Gisasola, Kepa Pikabea y Joseba Urrusolo] apuntaban, tras cuestionar el proceder del EPKK, su deseo de que 'se respete a los presos que, estén en el EPPK o no, quieran posicionarse en un proceso irreversible de paz y dar pasos concretos sin tener que enfrentarse en absoluto al abismo, a las calumnias y a las difamaciones'.

El mensaje que más atención ha suscitado es el que alude al 'reconocimiento' a las víctimas en un eventual proceso de paz. No obstante, esa aportación de los ocho presos va en la línea de lo previsto ya en la Declaración de Anoeta. Las víctimas eran un punto a tratar en la mesa entre el Gobierno y ETA, junto al desarme, los propios presos, los deportados y los refugiados.

La Fundación Fernando Buesa también ha hecho su gesto. En un artículo titulado Hoja de ruta ante un próximo fin de ETA y firmado por su presidenta, Natividad Rodríguez, viuda del dirigente socialista asesinado por ETA en 2000 junto a su escolta, el ertzaina Jorge Díez, defiende que, una vez se compruebe 'fehacientemente' el final de la violencia, se tomen 'medidas' para la 'reinserción' de los presos:

'Será necesaria la proclamación por parte de los terroristas de la ilegitimidad de la violencia para conseguir fines políticos, el reconocimiento y la reparación del daño causado y la asunción de la legitimidad de nuestro Estado de Derecho'.

La Fundación Fernando Buesa apunta que 'el fin del terrorismo no puede suponer rédito político alguno', pero aboga también por que partidos e instituciones actúen con 'dosis de generosidad'. 'Son momentos difíciles, en los que la cercanía del final no nos puede llevar a cometer errores. Ni por exceso, ni por defecto. Sobre todo será muy importante no caer en la tentación de creer que, desaparecida ETA, han desaparecido todas sus consecuencias', advierte.

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