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El Gobierno apremia al PP a buscar un pacto "rápido"

Los conservadores tachan de 'descafeinada' la propuesta, que 'complace gratamente' a CiU

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

El nuevo documento de propuestas planteado por el Gobierno cosechó este martes el mismo desafecto por parte del PP que el índice de contenidos que el Ejecutivo aportó en su primer encuentro con los partidos políticos. El inmovilismo de los conservadores contrastó con la acogida calurosa que CiU brindó al texto. El Grupo Catalán consideró más allanado el horizonte del acuerdo, al constatar que algunas de las propuestas planteadas por el Gobierno recogen la esencia de planteamientos que CiU ya ha formulado en el Congreso.

Con este preámbulo, el PP volverá a sentarse el miércoles de nuevo con la troika negociadora designada por Zapatero en una jornada en la que también están convocados Convergència, el PNV y Esquerra Republicana. En los preparativos de este nuevo encuentro, el propósito de acuerdo se sustanció en las palabras que pronunció desde Alemania el ministro de Industria.

Miguel Sebastián señaló que los tres negociadores designados por el presidente del Gobierno buscan 'un acuerdo amplio y rápido'. Amplio 'en el doble sentido de la palabra', en el contenido y en las fuerzas políticas que lo suscriban, y rápido porque José Luis Rodríguez Zapatero ha marcado un plazo máximo de dos meses, aunque esta consideración la hizo compatible con dedicar 'todo el tiempo que sea necesario' a la negociación de un pacto para relanzar la economía y la creación de empleo.

Sebastián, durante una comparecencia con el ministro alemán de Economía en el marco de la feria de la informática que se celebra en Hannover, destacó que se ha pasado 'de la discusión de los procedimientos a la de las propuestas'. A este propósito indicó que el Gobierno ha planteado '55 propuestas muy concretas', cuya discusión comienza ahora con los grupos de la oposición, informa Gonzalo López Alba.

Presente también en la comisión negociadora, el ministro de Fomento, José Blanco, se mostró convencido de que el Ejecutivo y el partido conservador podrán acordar la 'inmensa mayoría' de las medidas planteadas cuando el PP entre en su detalle. Blanco aseguró que se trata de 'iniciativas necesarias' y, sobre todo, que muchas de ellas han sido ya expuestas y defendidas por otros partidos, entre ellos el propio grupo conservador.

Por esa razón, Blanco también apeló a la urgencia invocada por Sebastián al reiterar la intención del Gobierno de que 'tan pronto como se alcance un acuerdo' se puedan 'cerrar acuerdos lo antes posible'.

El primer embrión del pacto germinó en la sintonía de CiU, que fue el grupo menos impermeable al catálogo de medidas del Gobierno. El diputado Josep Sánchez Llibre, que forma parte de la delegación catalana que negocia este acuerdo, aseguró que el texto 'va en el camino de la buena dirección' al ser 'más consistente' que el anterior. Sánchez Llibre se dijo 'gratamente complacido' por las dos líneas más destacadas de la propuesta, la que pide potenciar la industria de la rehabilitación y las propuestas que facilitan el acceso de las pymes a las líneas de crédito del ICO. De esta manera, Sánchez Llibre concluyó que el texto 'podría posibilitar que se pueda producir el consenso'.

Auspiciado también por CiU, el miércoles se conocerá en el Senado el informe de la ponencia que se constituyó al comenzar la legislatura sobre la reactivación económica y el empleo. Las conclusiones han sido avaladas por todos los grupos en una suerte de primer acuerdo, aunque sea de intenciones, sobre la crisis.

La acogida del Grupo Catalán y la declaración de apremio chocaron con la pasividad exhibida por el PP, que despachó con enorme distancia el documento del Ejecutivo. 'Para este viaje no hacían falta estas alforjas', resumió Mariano Rajoy. A su juicio, el documento sólo contiene 'vacuidades, dos o tres medidas que pueden parecer razonables' y grandes 'declaraciones de intenciones', pero no recoge los ejes básicos de una política económica dispuesta para afrontar la crisis.

Rajoy ninguneó la negociación al invitar al Gobierno a pedirle que traslade 'hoy mismo' al Congreso las 'tres medidas' que recoge el borrador para ganar tiempo.

Duplicando este guión, la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, calificó de 'decepcionante' la propuesta planteada por el Gobierno. 'Decían que iban a presentar un conjunto de medidas espectaculares y ahora resulta que el documento le saca los colores a la vicepresidenta segunda', señaló la dirigente conservadora.

Sáenz de Santamaría denunció la falta de tres elementos en la oferta. 'No tiene referencias a una política fiscal completa, ni recoge medidas de reestructuración del sistema financiero ni contempla iniciativas de reforma del mercado de trabajo', resumió.

Desde este análisis, ¿es posible aún un pacto global? Los grupos mayoritarios lo han descartado en la práctica y abogan por forjar acuerdos puntuales con un consenso generalizado. El PP cerró cualquier horizonte a un compromiso de conjunto, aunque achacó la responsabilidad al Ejecutivo: 'El documento es el exponente más claro de que el Gobierno no piensa en un acuerdo global contra la crisis', ya que se trata de un texto 'descafeinado'.

El desafecto del PP al pacto quedó simbolizado en ironía sobre la potenciación de la industria de rehabilitación de viviendas con la que el Ejecutivo quiere crear 350.000 empleos. 'Si con la fontanería creen posible cambiar el modelo productivo...', dejó en el aire su portavoz parlamentaria.

Para evitar comparaciones con la burbuja inmobiliaria que hinchó la crisis, el responsable del Grupo Socialista en el Congreso, José Antonio Alonso, defendió que esta actividad carece de la doblez especulativa que degeneró en la burbuja inmobiliaria, ya que 'no tiene nada que ver con el ladrillazo, que es un modelo que quieren 'dejar atrás'.

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