Ayer, ocho días después de las elecciones del 22-M, el conseller de Educación en funciones, Alejandro Font de Mora, soltó un bombazo: su departamento prepara la eliminación del modelo lingüístico actual dos líneas diferentes: en castellano o en valenciano de los centros públicos y concertados para integrar una sola línea que incluya las dos lenguas cooficiales en el País Valencià y una tercera lengua extranjera, el inglés.

Así, según la propuesta inicial, el inglés 'asciende hasta un máximo del 33%, y las dos otras lenguas oficiales, a medida que asciende el inglés, descienden hasta un mínimo del 33%'.

Las reacciones no se hicieron esperar. El líder del PSPV, Jorge Alarte, calificó la propuesta como una 'agresión intolerable' y un 'error sin precedentes' ya que 'el consenso conseguido con la Ley de Uso y Enseñanza del valenciano ha demostrado ser la base de un sistema lingüístico evaluado, eficiente y de calidad'.

Escola Valenciana criticó que, en nombre del plurilingüismo, se supriman los programas que mejores resultados han dado y se apueste por 'un sistema que no responde a criterio pedagógico alguno'.

Para Enric Morera, diputado de Compromís, el anuncio 'confirma que elConsell de Camps se ha puesto del lado de esa extrema derecha que quiere sacar de la vida pública la lengua de este país'. Marga Sanz, portavoz de Esquerra Unida, recordó que 'el apoyo prioritario del valenciano en el sistema educativo es vital para su mantenimiento'.

Por otra parte, Acció Cultural le advirtió sobre la 'tensión social y movilización ciudadana' que podría desencadenar la medida '.