Este artículo se publicó hace 13 años.
El hijo de izquierdas de un aviador de derechas
El candidato del PSOE es poco dado a hacer confidencias a los periodistas. Una de sus tías dice que es muy bueno. Se nota que no lee ciertos periódicos
Antonio Avendaño
Circulan pocos datos de los orígenes familiares de Alfredo Pérez Rubalcaba. Al menos se sabe que tiene dos hermanos y dos hermanas; que nació en la localidad cántabra de Solares en el 51, aunque muy pronto se trasladó a vivir a Madrid, de cuyo selecto barrio de Salamanca fue vecino; que estudió en el también distinguido colegio del Pilar; que uno de sus abuelos tenía una carnicería; que una de sus tías se llama Cuchi; que su padre combatió en la aviación franquista en la Guerra Civil y luego se hizo piloto de Iberia; que también tuvo un abuelo republicano aunque lo supo muy tarde; y que en general su familia era muy conservadora pero su compromiso político con la izquierda no desencadenó ningún psicodrama familiar más allá de los propios de la época en tantas familias de derechas cuyos hijos decidían hacerse de izquierdas.
Al igual que la de Mariano Rajoy, la familia de Rubalcaba también era acomodada, aunque con menos lustre burgués, sin esa pátina que deja en sus herederos haber tenido algún que otro antepasado de los que salen en las enciclopedias autonómicas.
El escritor Juan José Millás publicó un amplio reportaje sobre él tan bien escrito como todo lo suyo, pero cuyo sugestivo título Rubalcaba privado era notoriamente inexacto. El líder socialista es poco dado a confidencias: ni ante los periodistas a los que conoce ni, por supuesto, ante aquellos que no conoce. En esa discreción se nota que Rubalcaba entiende bastante de periodistas.
El candidato del PSOE es poco dado a hacer confidencias a los periodistas
Un homenaje sutilDe su padre contaba el candidato que era un hombre que, pese a ser de derechas, "no carecía de sensibilidad social, muy trabajador, entró en Iberia como mecánico de vuelo y de ahí llegó a piloto". Y lo mejor de todo: "Se llamaba a sí mismo aviador, no piloto". En ese último y rápido apunte como de pasada despunta una admiración contenida, asoma ese amor austero entre padres e hijos varones que se siente incómodo cuando alguien lo llama amor; en ese recuerdo, en fin, despunta esa ternura sutil que algunas mujeres creen ver en Rubalcaba: recordar que su padre no se llamaba a sí mismo piloto sino aviador es una manera de reivindicarlo sin que parezca que lo hace.
La periodista Zuriñe Ortiz también hizo un reportaje en Solares, habló con mucha gente, con el de la cafetería, con la del estanco, todos fueron muy cariñosos, pero ninguno soltó prenda. Algo llegaba a decir su tía Cuchi, pero se notaba que era amor de tía: "De niño no era pillo. Era muy cariñoso y muy muy bueno. ¡Oye, y lo sigue siendo!". Se notaba que la tita del candidato no lee los periódicos de la derecha ni sintoniza sus emisoras, porque si no ya se habría enterado hace tiempo que quien ella, desde su idílica Cantabria, sigue viendo cándidamente como alguien "muy bueno" es en realidad un malvado estratega sin corazón que hace años que vendió su alma al diablo y que se dedica a tiempo completo a la intriga, la ocultación, la traición y el cinismo, y que por tanto parece mentira que provenga de una familia de derechas. Claro que tampoco es raro: a ver qué puede acabar saliendo de todo un señor piloto que se rebaja a sí mismo llamándose aviador.
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