Este artículo se publicó hace 17 años.
Imputados por no escolarizar a sus hijos
Los padres están convencidos de que son capaces de educarlos en casa sin necesidad de que asistan al colegio
¿Que cuatro hermanos estudien en casa con sus padres sin ir al colegio es bueno, es malo o, simplemente, da igual para su desarrollo intelectual y social? Esta situación es tan poco habitual que la pregunta resultará extraña para la gran mayoría de los ciudadanos. No es el caso, sin embargo, de Ketty Sánchez y su marido, Michael Brandon. Hoy deberán comparecer ante la Fiscalía de Menores de San Sebastián como imputados por no haber escolarizado este curso a sus cuatro vástagos, de 6, 8, 10 y 12 años. "Es horroroso que te traten de criminal cuando el delito es haber tomado el papel de educador de nuestros hijos", se lamentan.
Padres convencidos
La Fiscalía, a instancias del Departamento de Educación del Gobierno vasco, les acusa de ser "responsables de un delito relacionado con el menor", en virtud de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Pese a lo grueso de la acusación, el fiscal se encontrará hoy a unos padres convencidos de que son capaces de educar a sus pequeños en casa.
Cuentan que todo comenzó hace un par de años, cuando se vieron obligados a matricular a los niños en dos colegios distintos. "Expusimos el tema a los responsables de Educación para juntarlos en un colegio, pero tras dos años seguían dando la misma respuesta: ‘No hay plazas", relata Ketty. Pero, ésta no es su única razón. Son evangelistas y se oponen a que a sus hijos les inculquen valores contrarios a sus creencias: "Si hubiera un colegio evangelista, los llevaríamos".
Su primera decisión drástica llegó en enero, cuando Ketty y Michael dejaron de llevar al colegio a Iván, de diez años, y a Raquel, de ocho. "Hasta junio, estuvimos dándoles clase en casa y la experiencia fue tan estupenda que decidimos que éste sería el sistema que usaríamos con todos".
Así que este curso Michael, de seis años, y Esther, de 12, también dejaron el colegio. Ketty y Michael son ahora sus padres y profesores. Ella es titulada de Enseñanza Media y tiene el título superior de inglés, mientras que Michael está licenciado en Biblia y Educación Cristiana y cuenta con un máster en Divinidades. Por la mañana, les dan lecciones en su academia de idiomas y por la tarde, en casa.
Dicen que han cuidado hasta el último detalle al planificar su material escolar, de acuerdo con las condiciones de un colegio californiano donde están matriculados a distancia. Todos saben castellano, inglés y euskara.
Los mayores ya estudian francés y alemán, una lengua que también aprende Raquel, de 8 años. Y, por si fuera poco, los cuatro forman una pequeña banda de música. Tocan el piano, el trombón y el violín.
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