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Integración trans

Tres mujeres transexuales con vidas normalizadas reivindican con su ejemplo el derecho a vivir fuera de la marginalidad en el día contra la transfobia

SUSANA HIDALGO

'No he caído en la marginalidad porque me aguanté las ganas de vivir. Hice mi vida como un hombre, terminé la carrera universitaria como un hombre. Y cuando ya tenía la plaza de docente en la universidad, entonces fue cuando me convertí en mujer a los ojos de los demás'. La mujer transexual hace una pausa, toma un trago de café y sigue hablando. Se llama Marina y es profesora en una universidad de una ciudad castellana, cuyo nombre prefiere que quede en el anonimato.

Marina tuvo aspecto de hombre hasta hace tres años, cuando decidió de una vez por todas mostrarse públicamente como siempre se había sentido: una mujer. 'Fue muy curioso. Pasé de ser un macho alfa a ser una hembra zeta. Te das cuenta, como mujer, de que algunas personas te toman por tonta cuando antes, al verte y tratarte como hombre, pensaban que eras listo', explica Marina.

Ella es un ejemplo de persona transexual que lleva una vida integrada. Tiene un trabajo en la universidad, pareja (otra mujer) y dos hijos. Aun así, todavía no puede pasear por su ciudad sin que alguien se de la vuelta a mirarla o empiece a cuchichear. Marina no se rinde. Dice que quiere ser 'una más, una maruja'.

Su ejemplo es aún excepcional. No son muchas las transexuales que han conseguido desarrollar una vida profesional al margen de la marginalidad o del espectáculo, según denuncian las asociaciones que defienden sus derechos. 'El colectivo transexual es sin duda el más marginado, tiene el rechazo familiar y el de la sociedad', señala Antonio Poveda, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (Felgtb).

Muchas de ellas, además, tienen que recurrir a la prostitución para salir adelante. Un estudio de la Fundación Triángulo, titulado Trabajadoras transexuales del sexo: el doble estigma, señala que un alto número de las transexuales que ejercen la prostitución son 'extranjeras que se iniciaron en sus países y que, a su llegada a España, como consecuencia de la transexualidad y de la situación de irregularidad, no han tenido más opción que seguir ejerciendo'.

Esta asociación tiene un programa específico de atención a las transexuales que ejercen la prostitución. 'Son mujeres que abandonaron los estudios pronto, en la adolescencia, que no cuentan con recursos y que son muy vulnerables', denuncia Miguel Ángel Sánchez, presidente de Fundación Triángulo. Sánchez también advierte de que en muchos países las transexuales son maltratadas y perseguidas hasta la muerte.

Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene aún catalogada la transexualidad como un trastorno mental, algo que, como denuncian las asociaciones de apoyo a este colectivo, no fomenta la integración y promueve el rechazo. El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes una petición a la OMS para que retire esta catalogación. Una aprobación que ha coincidido en el tiempo con la celebración, hoy, del día internacional contra la homofobia y la transfobia.

¿Cuál es la fórmula mágica para no caer en la marginalidad? Marina aconseja tener formación y ser empresaria autónoma. 'Es bastante dificil conseguir que te contraten', señala. 'Además, es fundamental el apoyo familiar para terminar los estudios. Muchas adolescentes han sido echadas a la calle por sus propios padres y no han terminado los estudios básicos', agrega.

En esto coincide Alira Araneta, de 27 años, con una licenciatura en Administración y Dirección de Empresas y estudiante de dos másteres. Alira, activista transexual, ha podido seguir estudiando en Madrid, en la universidad, gracias al apoyo de sus padres.

'Es fundamental seguir estudiando, formándose. Y también el apoyo familiar, tener muchos amigos', insiste esta chica, que lo pasó 'muy mal' durante la adolescencia. Alira reflexiona un instante y aconseja a quienes pasen por lo mismo que ella: 'Si no tienen apoyo familiar, que resistan, que busquen ayuda, que vayan a un piso de acogida'.

Esta estudiante ha hecho de la transexualidad una bandera: 'Sé que mi aspecto físico corresponde totalmente con el de una mujer, que podría callarme que soy transexual. Pero he decidido defender nuestros derechos por una decisión política y porque creo que es fundamental que nos ayudemos las unas a las otras'.

Paola Santana tiene 25 años y trabaja como peluquera en Jinámar (Las Palmas de Gran Canaria). 'Yo aconsejo a las otras chicas que sean ellas mismas y que no hagan caso a los comentarios de los demás', cuenta mientras aclara con agua la cabeza de una clienta. 'Ah y que tengan mucha personalidad', agrega con tono enérgico. Su jefe está 'encantado' con ella. Las clientes, la mayoría mujeres de mediana edad, también.

Paola también ha estudiado: tiene el título de Formación Profesional de técnica de Peluquería y Estética. 'Me encanta la peluquería, es mi vida. Me gusta todo. Cortar, maquillar, asesorar. Me dicen: ‘Quiero el corte de la Beckham, y yo les digo que no les queda bien...', cuenta y se le ilumina la cara.

Paola y Alira son de una generación que lo está teniendo un poco más fácil, según reconocen ambas. 'Cada vez tenemos más referentes trans. Ya no es algo que no se puede nombrar. La situación es diferente para las nuevas generaciones', apunta.

Alira nota, a la hora de ligar, que existen muchos chicos con prejuicios. 'Algunos se creen directamente que por ser transexual, soy fácil' , dice esta chica. Ella se queja de la estigmatización y de que una vez, en un test psicológico, llegaron a preguntarle si prefería ser cazador o florista. Se lo piensa mucho antes de explicar su condición sexual en una entrevista de trabajo. 'No lo paso bien diciendo que soy trans en una entrevista', resume.

Pero las jóvenes no quieren olvidarse de las mayores. Uno de los referentes más importante para el colectivo es Kim Pérez, que vive en Granada y ya está jubilada, pero que fue durante muchos años profesora de Filosofía de un instituto. Kim tiene su jubilación, pero otras muchas no. 'Las transexuales mayores están solas, sin recursos, con un gran rechazo social', denuncia desde la Felgtb Antonio Poveda.

Esas mujeres mayores, además, accedieron mal y tarde a la hormonización. 'Se critica mucho a la hiperfeminización, a las trans que van muy exuberantes. Pero no se critica la masculinidad extrema. Cada una que sea como quiera. Son muy valientes las que se hiperfeminizan. La gente de generaciones anteriores son un referente. Son mis compañeras', concluye Alira, que anima a otras mujeres: 'También se puede salir de la prostitución. Conozco chicas que fueron prostitutas y ahora son ingenieras o funcionarias'. Es el mensaje de las que lo consiguen: se puede salir adelante. Ellas lo hicieron.

Persecución. Pena de muerte

Siete países mantienen la pena de muerte a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales.
La Comisión de Ayuda al Refugiado registró el año pasado en España 149 peticiones de asilo por motivos de género.

Identidad. Discriminación

Hace más de dos años, entró en vigor la Ley de Identidad de Género, que eliminaba la obligatoriedad de someterse a cirugía genital para poder cambiar el sexo en el DNI. Las ONG que trabajan con el colectivo denuncian que la normativa impuso una serie de requisitos que perpetúan la discriminación. Una de esas condiciones es que la persona que solicita el cambio de sexo debe haberse hormonado durante los dos años previos.

Cambio de sexo. Sanidad pública

En los dos últimos años, unas 3.000 personas han solicitado en España el cambio de sexo. Andalucía fue la primera comunidad en financiar la atención integral a las personas transexuales. La comunidad andaluza adoptó esta medida hace diez años. Madrid se le unió hace dos años en la implantación de unidades de identidad de género y en asumir esta prestación.  

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