Este artículo se publicó hace 13 años.
El largo interrogatorio al jurado retrasa un día el juicio de Camps
Las partes intentan asegurarse de que los ciudadanos elegidos para emitir veredicto tengan un perfil ideológico favorable
La selección del jurado popular, un trámite que habitualmente se resuelve en tres o cuatro horas, se convirtió ayer en un interrogatorio interminable que dio al traste con la planificación que el juez del caso de los trajes había hecho pública para la jornada de ayer. El proceso se alargó tanto que obligó al magistrado a retrasar un día el comienzo del juicio, que estaba señalado para ayer, pero tendrá lugar en la mañana de hoy.
Los acusados, el expresident valenciano Francisco Camps y el ex secretario general de los conservadores valencianos Ricardo Costa, ocuparán a las diez de esta mañana el banquillo con 24 horas de retraso respecto a lo previsto. Ambos están imputados por cohecho pasivo impropio, por haber aceptado, presuntamente, miles de euros en trajes de la trama corrupta Gürtel mientras que estaban en el ejercicio de sus cargos. Camps dimitió como president el 20 de julio, pero conserva su puesto como diputado autonómico y como consejero del Consell Jurídic Consultiu, el equivalente autonómico del Consejo de Estado. Costa fue apartado de su cargo en el partido por la cúpula nacional del PP, pero también sigue ocupando un escaño en Les Corts Valencianes.
Seis hombres y tres mujeres formarán el jurado que decidirá sobre el expresident
La celebración del juicio se retrasó por una inusual prolongación del último trámite en la selección de los ciudadanos que dictarán veredicto sobre los acusados. El proceso completo de elección de los miembros del jurado está contemplado en la Ley del Jurado, y por su complejidad se alarga durante varias semanas antes del juicio.
En el caso de los trajes, el primer paso tuvo lugar el 26 de octubre, cuando fueron elegidas por sorteo 36 personas del censo de la provincia de Valencia, de las que habrían de salir los nueve miembros definitivos del jurado y dos suplentes. En las semanas siguientes, siete de los preseleccionados presentaron excusas para ser excluidos que fueron aceptadas porque estaba contempladas en la ley.
Los 29 restantes fueron los que ayer comparecieron a la hora en la que estaba señalado el juicio para afrontar el último paso en la selección: un nuevo sorteo, que sirvió para determinar el orden en el que los precandidatos afrontaron el trago más engorroso, las entrevistas de las acusaciones y las defensas personadas en el proceso. Los candidatos fueron interrogados por las partes con preguntas que, de forma indirecta, perseguían descubrir su filiación ideológica. Así, se les preguntó por cuestiones como el matrimonio homosexual, qué periódicos leían o qué opinión tenían sobre la corrupción.
Se les preguntó por cuestiones como qué periódicos leían o por la corrupción
Recusaciones de última horaDespués, tanto las acusaciones la Fiscalía Anticorrupción y el PSOE, personado como acusación popular como las defensas pudieron recusar a cuatro personas. La ley les permite apartar a cuatro preseleccionados sin aportar ningún argumento. Es por ello que los letrados preguntaron a cada uno de los candidatos durante todo el tiempo que pudieron, de forma que obtuvieran toda la información posible sobre ellos. De media, cada candidato afrontó 24 minutos de interrogatorio.
Finalmente, el jurado quedó conformado a última hora de la tarde. Son seis hombres y tres mujeres. También se designó a dos suplentes, otro hombre y otra mujer. Entre los recurridos por las defensas y finalmente excluidos está con toda probabilidad una candidata del PSOE por la localidad de Alpuente (Valencia), que fue suplente en las elecciones municipales de mayo de 2009. Los letrados de Camps y Costa ya intentaron apartar a esta ciudadana del jurado mediante una recusación formulada el 30 de noviembre, pero el magistrado, Juan Climent, no lo permitió por estar fuera de plazo.
El juicio comenzará hoy con las declaraciones de Camps y Costa
El juicio que finalmente arranca hoy llega después de dos años y diez meses de instrucción. El principal acusado, Francisco Camps, afrontó la mayor parte de este proceso sin abandonar su cargo. Defendió su inocencia pero eludió dar explicaciones detalladas ante la opinión pública, así como contestar a las preguntas de la prensa y la oposición. Así las cosas, la expectación sobre esta vista oral, en la que el expresident declarará como acusado, es máxima.
Ayer, la entrada del expresident Camps en la sede del Tribunal Superior de Justicia valenciano (TSJCV) se produjo entre una muchedumbre expectante, formada por 170 periodistas acreditados y dos concentraciones ciudadanas, una en contra del acusado y otra a favor. La Policía los mantuvo a todos lejos de la entrada del juzgado mediante un pasillo formado por vallas, por el que un Camps sonriente y de apariencia tranquila desfiló camino del juzgado.
Sin apoyos en la cúpulaLa puesta en escena de la llegada del expresident al juzgado contrastó vivamente con su anterior comparecencia ante el juez, en mayo de 2009. En aquel momento, el entonces mandatario era todavía uno de los mayores apoyos del líder del PP Mariano Rajoy. Además, era el indiscutible líder de los conservadores valencianos después de dos mayorías absolutas. Desde esta ventajosa posición, Camps convirtió su llegada al juzgado en todo un homenaje de sus subordinados. Se rodeó de los tres vicepresidentes de su Gobierno y de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Sin embargo, ayer la primera edil no acudió a apoyar a Camps. Se marchó, en cambio, a una reunión de su partido en Madrid, desde donde defendió la "inocencia y la bonhomía de mi amigo".
Tampoco acudió a arropar a su antecesor en el cargo Alberto Fabra, actual presidente valenciano. También desde Madrid, Fabra deseó "lo mejor" para un "amigo y compañero de partido". La ausencia de ambos es, sin embargo, un capítulo más del ostracismo al que el partido ha sometido a Camps desde que este dimitió el pasado julio.
No obstante, el expresident no estuvo solo. Algunos de los dirigentes de su más estrecha confianza acudieron a arroparlo. Fueron Alejandro Font de Mora, exconseller y aupado por Camps antes de dimitir a la vicepresidencia de Les Corts Valencianes; Trini Miró, exconsellera; José Marí, diputado autonómico, y Consuelo Císcar, directora del IVAM. También estaba su esposa.
El apoyo más notable fue el de Juan Cotino, exvicepresident del Gobierno autonómico y actual presidente de Les Corts. También él debe su actual cargo a su estrecha relación con Camps. Ayer exhibió la amistad que le une a su exjefe y asumió el papel de conductor del coche, un BMW blanco, en el que el imputado llegó al juzgado.
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