Por lo pronto, Izquierda Unida se ciñe a su argumentario de campaña del 22-M. Y la primera regla es centrar el mensaje y dirigirlo a los 'defraudados' con el PSOE, sin dejar de ser 'cuidadoso' con ellos, evitando herirlos. El manual ya lo puso en práctica Cayo Lara en la apertura de la lucha electoral el jueves en Madrid, y ayer lo engordó en Valladolid, en rueda de prensa y, ya por la tarde, ante un auditorio de 400 personas en el polideportivo La Rondilla de la capital castellanoleonesa.

'Si están defraudados con el PSOE, aquí está la izquierda. No vamos a defraudarles. Creemos en lo que decimos. Hay que tenderles la mano, no decirles que se han equivocado. Hay que ir con la mano abierta, construir la izquierda alternativa también con ellos', clamó el coordinador. Antes ya había identificado IU con la 'honestidad, la solvencia, la lucha', la fuerza que se mantiene 'fiel y firme ante los viejos principios clásicos de la izquierda' y vende 'perspectiva de futuro'. 'No hemos engañado a nadie, no hemos traicionado a nadie. Cada vez más gente busca una luz de esperanza', culminó. El líder se solazó en las buenas expectativas que traslucen las encuestas. También para las Cortes de Castilla y León, de donde IU salió en 1999. Y no volvió. De ahí que el enemigo a combatir sea la desmovilización, la apatía: 'La abstención no sólo no ayuda a la izquierda, sino que nos castiga más porque ayuda a los poderosos'.

El coordinador subrayó las claves del programa de IU: la defensa 'a muerte' de lo público, la denuncia de un capitalismo 'sin piedad, sin corazón, insaciable', la crítica al Gobierno, la apuesta por la salida social a la crisis. También afiló la navaja contra el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez le llamó 'terrorista social' por pedir ajustes en los salarios de los trabajadores y caricaturizó al PP: 'Lo que nos puede caer es una inmensa cagada de una inmensa gaviota, la Gürtel'. Un poco de burla y mucho de trazo grueso.