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Jiménez cierra con la misión española en Líbano su gira por Oriente Próximo

Destaca el rol de 'árbitro' que España ejerce en la relación de los países de la región con Europa

CAROLINA MARTÍN

'España es bien acogida en la región. Nos miran con simpatía y esperanza', apuntó la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, al valorar la gira por Oriente Próximo que concluyó ayer en el Líbano. Lo primero, por el trato; y lo segundo, por el horizonte que se dibuja en el mundo árabe tras las revueltas.

Desde la base española Miguel de Cervantes en Marjayún, donde están desplazados 1.100 soldados y tras pasar revista a las tropas por primera vez, la jefa de la diplomacia defendió la labor realizada en este viaje, con escala en Egipto, Siria, Jordania y Líbano, y la capacidad de interlocución de España. 'Nos miran con esperanza para ser árbitros y poder mediar' en su relación con Europa, subrayó la ministra.

A lo largo de la gira no hubo una palabra más alta que otra, ni una condena pública de algunas violaciones de los derechos humanos como las que se produjeron en los últimos días en Damasco, con detenciones de manifestantes. Ni hubo entrevistas con la oposición, excepto en Egipto, donde Jiménez mantuvo encuentros con la Coalición 25 de Enero, integrada por los jóvenes que protagonizaron la revolución, o el futuro candidato Mohamed el Baradei. A los países del mundo árabe España se dirige 'con respeto'. 'Los reconocemos, tenemos capacidad para entenderlos y creemos que podemos jugar un papel de más acercamiento', explicó la ministra.

Jiménez prefirió resaltar los cambios que atraviesa Oriente Próximo y los avances anunciados por sus interlocutores, incluido el presidente sirio, Bachar al Assad. 'Todos me han hablado de reformas y de cambios, que son buenos y necesarios, y que son aspiraciones legítimas de los ciudadanos en la calle. Me voy con el mensaje de optimismo', remarcó.

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