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Un juez investigará el desalojo de una nave de Barcelona donde los Mossos lanzaron gas pimienta

La detención de las ocho personas desalojadas se debió por resistencia a la autoridad y usurpación de bienes inmuebles

EUROPA PRESS

El Juzgado de Instrucción 8 de Barcelona ha admitido a trámite la querella criminal contra los Mossos d'Esquadra presentada por los desalojados de la nave del número 47 de la calle Sancho de Ávila del barrio del Poblenou de Barcelona el 10 de enero e investigará si se produjeron delitos de lesiones y coacciones.

Según han explicado a Europa Press fuentes judiciales, se trata del mismo juez que ya investiga la ocupación de esta nave por parte de un grupo de personas después de que los Mossos les detuvieran por resistencia a la autoridad y usurpación de bienes inmuebles, una actuación policial que acabó con el lanzamiento de gas pimienta. Ahora el juez solicitará a los Mossos que identifiquen a los agentes que trabajaron en ese dispositivo y se citará a los médicos que atendieron a las personas desalojadas para que informen de qué lesiones sufrieron, según las citadas fuentes.

Se citará a los médicos que atendieron a los  desalojados para informar de qué lesiones sufrieron La querella fue presentada el 16 de enero por las seis personas afectadas que estaban en la nave, con la ayuda de la Red de Apoyo de los Asentamientos, por allanamiento de morada, coacción, lesiones y contra la integridad moral, aunque el primer delito ha sido rechazado por el juez. La denuncia va dirigida contra los agentes actuantes en el desalojo y el jefe del dispositivo, por coacciones y lesiones a las personas que estaban dentro del inmueble, en el número 47 de la calle Sancho de Ávila, que acabaron detenidas.

Según la versión de los querellantes, los agentes lanzaron gas irritante durante el desalojo, lo que hizo que los afectados respondieran lanzando al aire cubos de agua que tenían allí para fregar, además de que finalmente un agente les lanzó gas directamente en los ojos dejándolos cegados por el escozor. Asimismo, relatan que pese a que en ningún momento se resistieron, los agentes les lanzaron al suelo con agresividad y fueron colocados boca abajo, poniéndoles 'las botas en el cuello', y propinándoles golpes en el cuerpo y la cabeza con la defensa, unas cizallas e incluso una guitarra, además de proferirles insultos racistas.

Uno de ellos tuvo que ser trasladado a un centro de urgencias de Sant Martí debido a las lesiones causadas, y otros tres fueron atendidos por policontusiones en el Hospital del Mar.

Según informaron ese día los Mossos d'Esquadra, actuaron tras recibir la llamada de un vecino que les alertó de que se estaba ocupando el inmueble, y puntualizaron que la propiedad había presentado en comisaría la denuncia por la ocupación. La detención de estas ocho personas -cinco subsaharianos y tres españoles: siete hombres y una mujer- fue por resistencia a la autoridad y usurpación de bienes inmuebles.

Según la versión de la policía catalana, los ocupantes, para evitar el desalojo, les tiraron piedras, palos y una mezcla de productos químicos que provocó una nube de gases que causó irritación en los ojos, lo que hizo que un agente del Área de Recursos Operativos (Arro) respondiera con un spray de pimienta.

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