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El lado amargo del éxito de 'Las Bernardas'

Pese a la gran acogida de su representación, las ocho protagonistas han sido discriminadas por el mero hecho de ser de etnia gitana

SUSANA HIDALGO

Ocho mujeres de etnia gitana pasan la sobremesa del sábado viendo la película El Zorro por televisión, en un apartamento del centro de Madrid. Hay suspiros y gritos de '¡uy!' y '¡ay!' cada vez que el protagonista está en apuros. Son las cinco de la tarde y dentro de tres horas serán ellas las que se subirán a las tablas para representar, en el Teatro Español de Madrid, la obra La Casa de Bernarda Alba.

«Una dependienta me cerró la puerta en la cara», denuncia Rocío

Estas mujeres pertenecen al poblado chabolista sevillano de El Vacie y hasta el domingo pasado protagonizaron, con gran éxito de público, el clásico de García Lorca en uno de los principales teatros de la capital. Casi todas son analfabetas, sus maridos se han quedado a regañadientes al cuidado de los hijos y para muchas de ellas, la gira teatral está resultando toda una aventura.

Han montado en avión por primera vez y el día del estreno saludaron hasta a tres ministras. Pero su visita a Madrid ha tenido su cara y su cruz. Por un lado han sido aplaudidas, besadas y fotografiadas por la calle. Pero por otro las han discriminado, vilipendiado e insultado, sólo por el hecho de ser gitanas.

'Cada vez que entramos a tomar un café y luego queremos ir al baño, siempre nos dicen que está averiado', se queja Ana Jiménez, una de Las Bernardas, como se las conoce popularmente. Eso, si consiguen que les sirvan el café. El peor incidente lo tuvieron hace unos diez días en un bar, donde el camarero directamente las echó del lugar. En ese momento iban acompañadas por Jerónimo Obrador, uno de los miembros, payo, de la compañía teatral que las arropa. 'Nos dijo que nos ponía el café, pero que nos lo tomásemos fuera, que todos a la calle', recuerda Obrador. El incidente terminó en unrifirrafe en el que tuvo que intervenir la Policía Municipal.

La compañía comunicó los hechos al Ministerio de Igualdad, que tiene desde el pasado diciembre un organismo específico para tratar la discriminación: el Consejo de la Igualdad de Trato. Su presidente, José Manuel Fresno, sostiene que lo ocurrido con estas gitanas es 'inaceptable' y anima a cualquier persona que sufra discriminación a que denuncie. 'Es muy importante recopilar todas las pruebas y testimonios posibles', señala Fresno.

En 2008 hubo hasta 111 denuncias por discriminación a la etnia gitana

Desde la Fundación del Secretariado Gitano, su responsable de Igualdad, Sara Jiménez, denuncia el estigma al que aún están sometidas estas mujeres, 'que sólo por el hecho de entrar en una tienda ya se las mira como si fuesen a hacer algo malo'. El último informe de esta asociación, con datos de 2008, señala que hasta su sede llegaron 111 denuncias de discriminación a la etnia gitana.

Además del incidente en el bar, el grupo de mujeres, que se mueven siempre juntas, tampoco ha podido entrar en algunas tiendas de ropa. 'Una dependienta de un todo a cien me cerró la puerta en la cara', afirma Rocío Montero. A la hora de pillar un taxi pasa lo mismo: nadie las ha querido llevar deun lado a otro.

Observando y escuchando a las mayores, está Isabel Soares. Es la más jovencita, tiene sólo 15 años y va al instituto. Es la única del grupo que sabe leer y escribir. 'Firmo por ellas', cuenta esta adolescente, a la que le encantaría ser 'actriz, peluquera o cajera'. Ella es positiva y cree que habrá un cambio generacional. Entre los de su edad, concluye, 'las cosas empiezan a ser distintas'.

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