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Una legislatura condicionada por la batalla contra la crisis

El PSOE destaca las turbulencias provocadas por la deuda e IU subraya la reciente reforma constitucional

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

Me voy con la sensación de que termina una especie de gran aventura llena de dificultades, obstáculos, senderos peligrosos y pruebas de todo tipo que hemos ido superando', confiesa con un gesto aliviado el número dos del Grupo Socialista.

'Prueba superada', aparenta decir Eduardo Madina cuando echa la vista atrás 'con cierta sensación de nostalgia' en su primer balance de la legislatura recién concluida, atendiendo, como los responsables del resto de grupos, la invitación de Público.

Los grupos hacen balance horas antes de que se disuelvan las Cortes

Madina pide 'perspectiva' para no acelerar su diagnóstico. 'Sé que, con el paso del tiempo, mi mirada se irá endulzando mucho más', contemporiza, consciente de que los últimos cuatro años dejan en el Congreso el sabor acre de la crisis y el gusto amargo de cinco millones de personas varadas en el arenal del paro: sin empleo y sin perspectivas inmediatas de conseguirlo.

Omnipresente, la crisis ha fagocitado con hambre desconocida el trabajo del Parlamento que se disuelve hoy. Si la primera legislatura presidida por José Luis Rodríguez Zapatero tuvo un marcado acento social, la segunda ha librado un combate tras otro contra las dimensiones desastrosas de la peor recesión global desde la II Guerra Mundial. Aún nadie sabe quién ganará la guerra.

Omnipotente, alimentada por esta incertidumbre, la crisis ha consumido los últimos cuatro años de actividad en el Congreso. 'Nunca en la vida, desde que yo tengo uso de razón política, se recuerdan tantos debates económicos en esta Cámara', apunta José Luis Ayllón, homólogo de Madina en el Grupo Popular.

'En ese sentido, el Parlamento ha estado muy cerca de los ciudadanos, al debatir sobre aquello que preocupa en la calle. Pero ha habido un Gobierno incapaz de gestionar y salir airoso en cada uno de los momentos que ha abierto la crisis', resume el número dos del PP en el Congreso.

El 12 de mayo de 2010, el presidente del Gobierno, en una comparecencia ante el Congreso que habrá de convertirse después en el punto de inflexión de la legislatura, plantea con crudeza dos grandes amenazas de la economía española: 'Se llaman 11,2% de déficit y 20% de desempleo'. Europa -especialmente su insaciable poder económico- y Estados Unidos vigilan, esperando que la receta de España no se salga del guión que esperan. No ocurrirá. El jefe del Ejecutivo no desaira a los mercados atentos y anuncia un 'esfuerzo especial, singular y extraordinario' que persigue un ahorro de 15.000 millones.

'Cuando España crezca, su salud se deberá a estos años', dice el PSOE

El cinturón se estrecha para los funcionarios, a quienes se rebaja el sueldo, los pensionistas, que ven congelada sus prestación, y las familias, que dejan de percibir el cheque bebé. El Gobierno sacó adelante el tijeretazo gracias al hombro arrimado CiU. Su rechazo habría abonado, quizá, la intervención a la griega de España y forzado un adelanto electoral.

Fue 'el peor momento', según juzga Ayllón, porque 'demostró que el Gobierno no sabía qué hacer y optó por lo fácil: que paguen los de siempre, los ciudadanos. Quedó acreditado que no había una política de reformas suficientemente sólida como para evitar que eso se pudiera producir'.

'Todas las legislaturas tienen puntos de inflexión', minimiza Madina, que avanza más de un año, hasta el pasado mes de agosto, para ubicar el momento más delicado de los últimos cuatro años: 'Hubo unas tensiones brutales de los mercados de deuda y problemas serios de financiación en toda Europa; creo que fue entonces cuando asistimos al momento de más dificultad'.

'El Gobierno elige lo fácil: que paguen los ciudadanos', critica el PP

Mayo de 2010 es el puerto en el que se detienen todos los partidos al evocar la cuesta arriba de la última legislatura. 'Fue lo peor', sentencia el responsable parlamentario del PNV, Josu Erkoreka: 'Supuso un cambio de timón en las promesas del Gobierno que marca todo lo que ha venido después'. 'Hasta entonces, la tónica era una, equivocada, porque se negaban la crisis y los retos a afrontar, pero, a partir de ese momento, entramos en barrena, en un declinar imparable hasta hoy', explica el portavoz vasco.

CiU sostuvo al Gobierno en ese mayo crucial y evitó que se cayera al vacío del adelanto electoral anhelado por el PP. Pasado el tiempo, no espera un especial agradecimiento por parte del Ejecutivo: 'No ha gobernado esta situación desesperada y esa es su grave irresponsabilidad. Cuando ha podido, el Gobierno ha correspondido y cuando no, nos ha engañado, como en la reforma de la negociación colectiva, que dijeron que harían y no han hecho'. Son 'algo más que mentirijillas', se queja el portavoz adjunto de Grupo Catalán, Josep Sánchez Llibre.

Hay una cota más abrupta que ese mes de mayo en el análisis de los partidos que se sientan a la izquierda del PSOE. La reciente reforma constitucional acordada por socialistas y conservadores para blindar el déficit en la norma fundamental es, según coinciden, el elemento más negro de la legislatura. 'Supone un golpe a la Constitución y abre un camino muy complicado. Yo me declaro en rebeldía y no la reconozco', se revuelve el portavoz de IU, Gaspar Llamazares.

IU e ICV critican que la 'Constitución anteponga la banca a las personas'

¿Por qué esta especial gravedad? 'Afecta a cuestiones esenciales: a la forma democrática y la representación popular, al negar un referéndum, y al modelo económico, porque antepone la banca a los ciudadanos', explica Llamazares. 'Volatiliza el modelo social que consagra la Constitución', concluye el diputado de IU.

Coincide desde ICV Núria Buenaventura, que duda entre destacar la reforma laboral que se aprobó en junio de 2010 y disparó la huelga general del 29 de septiembre o la reforma constitucional como la decisión 'más nefasta' de la legislatura. Finalmente, se inclina 'por lo que representa' esta última: 'primero los bancos, después las personas'.

'La legislatura ha sido una gran decepción, porque ERC esperaba de un Gobierno socialdemócrata una política social y económica valiente, pero Zapatero llegó con este apoyo y se ha ido a del brazo de Botín', critica su portavoz, Joan Ridao.

'El Ejecutivo vino a parar los pies a la derecha y ha acabado haciendo la política del PP', añade a su censura el responsable parlamentario de ERC. En su balance, Ridao es el único portavoz que rememora un escollo que se retumbó con fiereza en los debates de la Cámara: la sentencia del Constitucional contra el Estatut refrendado por Catalunya. 'Ese fracaso ha supuesto el tránsito desde la España plural a un auténtico cementerio, muy frío ya, y eso ha sido otra triste decepción', lamenta Ridao.

'La legislatura marca un inicio peligroso de degeneración de la democracia. Se está permitiendo que las decisiones se tomen desde instancias ajenas a la voluntad popular y que los gobernantes actúen como meros transmisores, sometidos a los dictados de los poderes económicos', advierte el portavoz del BNG, Francisco Jorquera, más preocupado por el horizonte inmediato que por el pasado más reciente.

'Espero de la próxima legislatura que no haya una mayoría absoluta que vaya contra el consenso', se suma desde Coalición Canaria Ana Oramas, portavoz de exquisita equidistancia que ha hecho de la llamada al diálogo entre PSOE y PP una de sus banderas.

'Para ser objetiva, debo juzgar ocho años, no cuatro, porque hay avances sociales muy importantes en el primer mandato de Zapatero que nunca habría acometido el PP. La gran carga es la crisis, la falta de previsión, actuar al borde del precipicio y, sobre todo, no haber hecho un esfuerzo para que hubiera consenso', evalúa Oramas.

La reforma laboral ocupa un lugar secundario en el balance

'Yo sólo he vivido como diputada de UPyD la segunda legislatura, pero los errores derivan de la primera. Las decisiones de Zapatero provocaron un debilitamiento del país, hubo una ruptura en grandes consensos, como el pacto antiterrorista. Así, estábamos débiles para enfrentarnos a la crisis, porque no afrontábamos la crisis principal, que era la política', explica Rosa Díez.

Independientes de las servidumbres que imprimen el discurso de las formaciones mayoritarias, las minorías del Grupo Mixto vuelcan en su balance otras prioridades que han presidido su labor en esta legislatura, que 'ha sido una oportunidad perdida', según introduce Carlos Salvador, de UPN. 'Nos enfrentábamos a un maratón que exigía trabajar como un equipo. ¿Qué ha sido mejor? Las victorias deportivas, porque podemos aprender de ellas. Demuestran que hay que formarse, trabajar juntos, tener estrategia; todo lo que no hemos hecho aquí'.

¿Y lo peor? Salvador hace un apunte novedoso: 'Lo más difícil de corregir ya venía de antes. Es la inutilidad de un sistema educativo que hace que uno de cada tres alumnos abandone. Si no tenemos esa base, luego, cuando vienen mal dadas, como ahora, ¿qué hacemos?'.

ERC rememora la frustración del Estatut de Catalunya

'Despido ocho años que arrancaban con llamadas a la regeneración democrática y terminan negando un referéndum sobre la reforma constitucional', se une a este balance de despedida a la legislatura la diputada de Nafarroa Bai, Uxue Barkos. 'No ha sido la mejor, por decirlo de una manera suave. No se ha sabido dar respuesta a la crisis, más allá de que tuviera un fondo estructural', lamenta.

Cuatro años, 141 leyes aprobadas y dos palabras, reformas y crisis, sustancian la legislatura que ha alumbrado recortes -pensiones, salarios, prestaciones-, sacralizado el déficit en la Constitución y endurecido el marco laboral y de pensiones.

'El peso de lo inmediato impide ver el volumen de lo que hemos hecho', apunta el socialista Madina para cerrar su repaso. 'Con el paso de los años, España estará creciendo, creará empleo, tendrá otro tono económico y social y nada de todo ese estado de buena salud se podrá entender sin estos años y esta legislatura', concluye.

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