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Llamazares presentará su dimisión como coordinador general de IU el 25 de octubre

Gaspar Llamazares dimitirá antes de la Asamblea Federal 'para contribuir a la conciliación' entre los miembros de su partido

JUANMA ROMERO

Gaspar Llamazares ha dicho basta. Se acabó. Se baja del tren antes de su próxima estación termini. Dimitirá el próximo 25 de octubre como coordinador general de Izquierda Unida. Lo formalizará durante la asamblea de su propia federación, la asturiana. Ese día acabará su trayectoria de casi ocho años al frente de una federación siempre indomable, que le ha hecho la vida imposible prácticamente desde su elección como líder.

El propio Llamazares lo anunció anoche de manera informal en la fiesta anual de Esquerra Unida i Alternativa. La dimisión se producirá tres semanas antes de la IX Asamblea Federal de IU, prevista para el 15 y 16 de nviembre. Es el congreso de la formación, el que tiene el cometido de elegir a su sucesor después de la debacle de las elecciones generales del 9 de marzo, donde IU (y su socio catalán, Iniciativa per Catalunya Verds) se contrajo del 4,96% (cinco diputados) al 3,77% (dos escaños), dejándose 314.135 votos en el camino. La caída en los comicios precipitó todo. Llamazares anunció entonces que no concurriría más como coordinador general, pero que seguiría al frente de la coalición hasta que la asamblea se celebrase. Al final, no será así. Lo deja con antelación para 'no entorpecer el desarrollo del congreso' y propiciar la 'conciliación entre todas las familias', como comentaba ayer uno de los dirigentes más próximos al líder.

La jugada es simple: al quitarse de en medio, Llamazares evita tener que defender personalmente su informe de gestión, precepto al que obligan los estatutos de IU. Con toda seguridad, ese dictamen sobre su propia gestión en los últimos cuatro años (desde la VIII Asamblea) habría servido para que sus detractores –el PCE y, con menos acritud, el espacio intermedio, la tercera vía–, le hubiesen criticado sin piedad. Esa imagen de furibunda censura habría empañado el transcurso y el resultado del congreso, y envenenado de forma crucial el debate.

Ahora habrá que esperar cómo recibe el resto de la federación la noticia. Habrá comentarios, seguro, pero Llamazares se ha asegurado su objetivo: no convertirse en el pimpampum en la asamblea más decisiva de IU. No obstante, mantendrá su representación institucional, puesto que no renunciará a su escaño como diputado en el Congreso. 

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