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"Ha llegado el momento de abrirles la puerta"

Paloma Urla Ríos. Autora de 'El feminismo que no llegó al poder'

M. B.

Siente nostalgia al recordar la unidad del movimiento feminista durante los años setenta. Paloma Uría (Oviedo, 1943) lamenta que se haya fragmentado en múltiples causas en lugar de luchar por cambiar el orden establecido y por 'la libertad y autonomía de las mujeres'. Para alcanzar estos objetivos, cree imprescindible cambiar la visión del feminismo predominante, que, según esta doctora en Literatura y ex diputada por IU en Asturias, considera que los hombres son violentos por naturaleza y las mujeres, sus víctimas.

¿A qué se refiere con la expresión 'el feminismo que no llegó al poder'?

Al movimiento feminista que surgió en la Transición y que desempeñó un papel muy importante en la vida política y social de este país. Se trataba de un movimiento unitario, el que hizo posible que en 1979 se celebrasen jornadas como las de Granada. Luego, con la creación de los Institutos de la Mujer, se quedó al margen.

¿Fue una decisión voluntaria?

En líneas generales, la mayoría de las mujeres que impulsamos aquel movimiento pertenecíamos a la izquierda radical o extraparlamentaria. Desconfiábamos del Estado y de la tendencia que tiene a domesticar los movimientos sociales. Por ello, decidimos desvincularnos de las instituciones. No sé si acertamos o no, porque lo cierto es que perdimos capacidad de influencia.

¿Qué planteamientos radicales se han caído de la agenda feminista?

Algunas ideas transgresoras sobre la sexualidad y el aborto. Nosotras aspirábamos a más.

¿Está el movimiento feminista en horas bajas?

Me sorprendió que las Jornadas de Granada del año pasado atrajeran a tanta gente, porque el movimiento se ha ido debilitando y las jóvenes no se han incorporado.

¿A qué lo achaca?

Por un lado, a que algunas reivindicaciones históricas ya se han logrado y, por otro, a que las expectativas se han ido reduciendo. Además, falta visión global. Desde hace años, las asociaciones de mujeres están especializadas: unas luchan por el aborto, otras por las inmigrantes...

¿Cómo valora las políticas de igualdad del Gobierno?

Se ha quedado corto en leyes como la del Aborto y la de Igualdad. Y, en cambio, ha impulsado políticas inspiradas por determinadas posiciones del feminismo que no son siempre positivas y que, a veces, incluso son demasiado simplistas.

¿Por ejemplo?

La corriente mayoritaria del feminismo en estos momentos ve a los hombres como malos y a las mujeres como buenas. Ofrecen una visión demasiado victimizada de la mujer y muy maquiavélica del hombre. Protegen demasiado a la mujer y eso le resta autonomía. Hay que superar las posiciones que plantean tanto enfrentamiento entre hombres y mujeres, como la que atribuye la violencia de género exclusivamente al carácter maniqueo del hombre y no tiene en cuenta que también influyen la familia e, incluso, algunas características de las relaciones.

¿Debería el feminismo abrirse más a los hombres?

Hace 30 años, nuestro movimiento no se planteó incorporar al hombre, porque en ese momento se trataba de reafirmar nuestra capacidad y autonomía. Ahora ha llegado el momento de abrirles la puerta para quese impliquen.

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