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Llegan los 'narcobuzos'

La Policía y el Servicio de Vigilancia Aduanera desarticulan una banda que introducía hachís arrastrándolo por el fondo del mar hasta la playa

O.L.F

Los narcotraficantes lo llamaban el “infalible”, pero les falló. La Policía y el Servicio de Vigilancia Aduanera han desarticulado en la provincia de Málaga una banda que había ideado un sistema para introducir en España grandes alijos de hachís tras arrastrar por el fondo del mar hasta la costa los fardos con la droga con la ayuda de buzos y motos náuticas. En la operación, bautizada como Mira, han sido recuperados 1.158 kilos de hachís y detenidos un británico, dos marroquíes y cinco españoles.

Las pesquisas sobre esta red las inició hace cuatro meses el Grupo Especial de Respuesta al Crimen Organizado (GRECO) de la Policía después de que sospechase de la actividad que desplegaban algunos de sus integrantes, entre ellos Carlos F. de la R., un viejo conocido de los agentes con 33 detenciones por narcotráfico. Los seguimientos a éste español, nacido en Hannover (Alemania),  y a otros integrantes permitió detectar que el grupo preparaba un desembarco importante de hachís en la costa malagueña para lo que iban a utilizar lo que en sus conversaciones telefónicas calificaban del sistema “infalible”.

Así, los policías pudieron comprobar cómo el grupo pactaba la compra de un alijo de hachís en Marruecos y cómo éste era transportado el pasado 1 de junio por la rama marroquí de la organización en una embarcación semirrígida hasta un punto acordado cercano a la costa malagueña. En ese lugar, el hachís fue fondeado a unos veinte metros de profundidad en grandes fardos de 70 kilos de peso (lo habitual es que no superen los 30 kilos) enlazados mediante cabos y anclado al suelo marino.

El grupo preparaba un desembarco importante de hachís en la costa malagueña

El siguiente paso correspondía a la rama española de la organización que, a plena luz del día y con la ayuda de las coordenadas facilitadas por sus colegas marroquíes, se desplazó en una pequeña embarcación neumática al lugar previamente acordado. Allí, uno de los integrantes del grupo que posee licencia de submarinismo, se sumergió en el mar con la ayuda de botellas de oxígeno y confirmó la presencia de la droga, mientras otro, a bordo de una moto náutica, vigilaba la posible presencia de intrusos en la zona. Luego, el buzo enganchó el cabo con los fardos a la barca y ésta la arrastró bajo el agua hasta un lugar cercano a la costa, donde, de nuevo, la droga fue depositada en el fondo del mar. En esta ocasión, el hachís reposaba a sólo tres metros de profundidad y su situación quedaba marcada por una boya.

Así permanecía hasta que cayó la noche. En ese momento, entró de nuevo en escena la moto náutica, que acudió al lugar señalado por la boya para iniciar el desembarco en la playa de la droga. Para ello, los fardos eran enganchados de tres en tres a la embarcación, que los acercaba a la playa manteniéndolos siempre bajo el agua. Al llegar a la orilla, el resto de la organización debía recogerlo y trasladarlo en vehículos a un lugar en tierra a la espera de su distribución a los escalones intermedios del narcotráfico.

Sin embargo, la Policía se lo impidió. Al tener conocimiento de que el lugar donde la organización había fondeado el alijo era la playa de Benamara, en la localidad de Estepona (Mälaga), los agentes controlaron como una primera parte de la droga era desembarcada y cargada rápidamente en un monovolumen, que partió rumbo a Granada por la A-7. Cuando se encontraba en la autopista, el vehículo fue interceptado y su conductor, un ciudadano marroquí, detenido. En su interior, la Policía encontró escondidos en doce bolsas de basura 458 kilogramos de hachís.

La detención del compinche no fue conocida por el resto de los narcotraficantes que, ajenos a esta incautación, continuó con el arrastre con la moto náutica de más fardos de alijo hasta la playa del Saladillo, donde esperaba los ‘alijadores’. La Policía detuvo entonces a los otros siete integrantes de la banda. Una patrullera de la Agencia Tributaria, con la ayuda de buzos, consiguió recuperar poco después 700 kilos de hachís repartidos en diez fardos. Estaban en el fondo del mar a la espera de que el método “infalible” los pusiera en tierra firme.

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