El tribunal de máxima instancia de Inglaterra ordenó ayer la extradición a España del marroquí Fakid Hilali, que el juez Baltasar Garzón reclama en relación con los atentados del 11-S en Estados Unidos. En su orden europea de arresto, de abril de 2004, el juez de la audiencia nacional ubica a Hilali entre los cabecillas de la célula española de Al Qaeda que colaboraron en la planificación de la matanza de 2001. Tras cuatro años de trámites judiciales, cinco lores jueces coinciden en su veredicto unánime a favor de Garzón. Es su segunda victoria en el tribunal de los lores desde el sonado caso de la extradición de Pinochet.

Pero la sentencia de ayer no está exenta de limitaciones y advertencias a las autoridades españolas. Los jueces lores recuerdan que Hilali no podrá ser procesado en España por pertenencia a banda terrorista, sino únicamente por conspiración en la perpetración de los atentados aéreos del 11-S. Además, critican a Garzón y al fiscal Pedro Rubira por incluir 'excesiva información y material irrelevante' en la euroorden y en un documento posterior, que identifican entre las causas de la prolongación del proceso de extradición. Los lores se refieren a la innecesaria 'narrativa de las pruebas' aportadas por Garzón, que consisten en unas interceptadas conversaciones telefónicas entre Hilali y el líder de Al Qaeda en España, Imad Eddin Barakat Yarkas, conocido como Abu Dahdah. En junio de 2006, el Tribunal Supremo declaró ilegales e inadmisibles esas mismas grabaciones y anuló la sentencia emitida el año anterior contra Abu Dahdah por conspiración y participación en los atentados del 11-S. El jefe de Al Queda en España sigue en prisión por pertenencia a una organización terrorista. Es un delito por el que Hilali no podrá ser juzgado a su retorno a España. Su abogada, Mudasar Arani, confirmó ayer que recurrirá el caso al Tribunal Europeo de Derechos Humanos.