Este artículo se publicó hace 14 años.
Maciel sobornó a altos cargos de la curia vaticana durante décadas
Una investigación salpica a varios altos cargos y colaboradores de Juan Pablo II
La vida y milagros de Marcial Maciel siguen dando que hablar. Dos años después de su muerte, y cuando los mismos Legionarios de Cristo han reconocido que su fundador abusó sexualmente de menores, y que tuvo varias amantes e hijos secretos, una investigación denuncia ahora que el sacerdote mexicano "sobornó" durante décadas a altos funcionarios y cardenales de la curia romana, entre los que destacan Angelo Sodano, secretario de Estado con Juan Pablo II; el secretario personal de Wojytla, Stanislao Dziwisz; y el cardenal español Eduardo Martínez Somalo.
Las revelaciones parten del semanario estadounidense National Catholic Reporter, y en las mismas se asegura que los "regalos" de Maciel a la curia tenían el objetivo de "comprar el apoyo para su congregación y la defensa para sí mismo en el caso de que su reprobable conducta fuese descubierta", como luego sucedió.
El reportaje incluye testimonios de varios legionarios, que indicaron cómo en Navidad toda la curia recibía, por orden del fundador de la Legión, "cestas con vinos y licores preciados, jamón español, etc...". Periódicamente, además, se hacía llegar a los responsables de los dicasterios vaticanos sobres cerrados con importantes cantidades de dinero en forma de "donaciones" personales de Maciel. "El fundador lo veía como un seguro de vida", afirman estos religiosos
El fundador de la Legión también tenía la capacidad de "invitar" a influyentes familias a las misas privadas de Juan Pablo II, por el módico precio de 50.000 dólares. Este fue el caso, según el National Catholic Reporter, de "una rica familia mexicana", aunque otras fuentes aseguran que no fue el único caso.
Sobres cerrados"Un cardenal rechazó un regalo de la Legión de Cristo", sostiene el reportaje. En este sentido, la revista asegura que en 1997, al término de una lección de Teología en el seminario de los Legionarios en Roma, uno de los alumnos quiso entregar al cardenal un sobre cerrado diciendo que se trataba de "una donación para uso caritativo". Ratzinger, según aseguran diversas fuentes, la rechazó.
Maciel murió en silencio, impuesto por Benedicto XVI, pero sin que su nombre, ni el de su congregación cuya refundación decidirá el Vaticano antes del verano, quedara manchado. Los poderosos tentáculos del secretario de Estado Sodano impidieron que se investigara y condenara a Maciel. Una vez elegido papa, Benedicto XVI dio luz verde a una investigación, cuya primera fase ya ha concluido, y que ha demostrado que el fundador de la Legión fue un pederasta y abusador de menores.
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