Este artículo se publicó hace 14 años.
Madrid con boina
Nuestro síndrome de Diógenes
Cuando las borricas aún no eran una especie en peligro de extinción, Madrid nos recibía, a los paletos con boina, afeándonos la boina. Los taxistas nos derivaban a Vallecas cuando íbamos del Bernabéu a Chamartín, y en las fondas te cobraban suplemento por el olor a porqueriza que dejabas.
Décadas después, la boina se ha vengado de Madrid. Todos los demás paletos nos hemos calzado visera de los Lakers. Madrid es, hoy, el único paleto que en Madrid aún usa boina.
En esta campaña madrileña sí se está hablando, un poco, en verde
La boina de contaminación que cubre la calva de Madrid tiene vocación de hongo radiactivo, aviónicas hibridaciones de catástrofe inmediata y nos está matando lento a lento. Mi vieja boina paleta no atufaba a nadie.
He intentado recabar datos sobre polución de agua, aire, residuos, emisiones (no de Telemadrid) y otras guarradas. Pero todos los enlaces web de Medio Ambiente "están rotos o dañados". Será que tanto humo y tanta mierda también infectan la red. No deseo maliciarme intencionalidad.
En esta campaña madrileña sí se está hablando, un poco, en verde. Un avance. La ecología antes no se legislaba y ahora sólo se legisla a golpe de tsunami, como la Merkel antinuclear. Pero al menos ya da para una charla y un prime time.
Madrid se debería quitar su boina de smog' en señal de duelo por nosotros
De los "hilillos de plastilina" del Prestige y el primo negacionista de Rajoy, hemos pasado a un debate ligeramente más serio, aunque sin demasiada credibilidad. Yo, en casa, al margen de la bolsa verde para vidrios, la azul del papel y la amarilla para plásticos, mantengo también una bolsa roja de basura para las esperanzas muertas. No sabemos construir sin destruir, vivir sin matar (ni Bin Laden ni Obama), follar sin joder.
La ecología no es cuestión política. Es asunto socio-cultural o sucio-cultural. Las sociedades avanzadas, no la abstracción, no, cada uno, tú y yo y él y ella y nosotros, padecemos síndrome de Diógenes, nos hemos acostumbrado a vivir entre mierda, a navegar en nuestras aguas fecales y a no enterrar a ese pájaro que por la mañana se nos ha muerto, de cáncer de pulmón, en el jardín.
Cada madrileño produce al año media tonelada de residuos. Esto significa que, al peso, cada año el madrileño deja en las calles su propio cadáver multiplicado por ocho. 25 millones de cadáveres en esa fosa común que es la basura de Madrid.
Madrid se debería quitar su boina de smog en señal de duelo por nosotros. Y nosotros manifestarnos el 22-M con la pancarta "Diógenes somos todos". Recuerda, sucio Diógenes, que las campanas doblan por ti.
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