La llegada del AVE a la Costa del Sol va a poner en un serio aprieto a los componentes de Los Refrescos, porque además de Retiro, Casa Campo y Ateneo... en Madrid también hay playa, vaya vaya. Málaga estará a partir de la semana que viene a sólo dos horas y media de la capital de España –25 minutos más si hay paradas intermedias–.

“Si no se dan prisa con el AVE a Valencia, se va a quedar sin madrileños los veranos”, dice Arturo González, sufridor de hasta tres horas de atascos en la autovía que lleva a la costa mediterránea. “Este año iré a Tarifa, así que me iré cómoda y tranquilamente en AVE hasta Málaga”, añade.

Con el 21,9% de los visitantes, Madrid es el principal emisor nacional de turismo en Málaga. En términos hoteleros, supone un millón y medio de pernoctaciones en toda la provincia, según el Instituto Nacional de Estadística. Renfe no es ajena a la avalancha que se le viene encima y calcula que la cifra de viajeros en 2008 alcanzará los 1, 65 millones. Para 2009, esperan los dos millones, el doble de los que utilizan actualmente el Talgo 200, que tarda más de cuatro horas en el recorrido –513 kilómetros–.

Pero no sólo de playa vive el hombre. Arturo es guionista. Y asegura que también cogerá “por trabajo” el AVE a Málaga –que alcanzará los 300 km/h–. “He rechazado muchos ofertas allí por la paliza del coche y la espera del avión. Ahora puedo ir y volver en el mismo día”, afirma Arturo.

Diez años de historia

Con reprobación y todo, la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, cenará el lunes pavo –o conejo– con la satisfacción de ver cumplido el sueño por el que empezó a luchar en 1997. Era consejera de Economía de la Junta de Andalucía cuando propuso la llegada de la Alta Velocidad a su tierra natal.  Ahora, diez años después y a escasos meses de unas generales, todos reclaman la paternidad de una obra –de 2.539 millones– con éxito asegurado. Hace unos días, el ex ministro de Fomento Francisco Álvarez-Cascos reivindicó el 99% de la línea.

Efectivamente, fue el Gobierno del PP quien inició y ejecutó gran parte de la obra. Lo que olvidó Cascos fue el arduo ejercicio de persuasión por parte de la Junta de Andalucía (PSOE) para que el Gobierno de Aznar reservara fondos comunitarios para el proyecto.

Hasta la diputada del PP Celia Villalobos, siendo alcaldesa de la capital, echó un pulso a su partido al supeditar su candidatura a que el Gobierno garantizara la llegada del AVE. “Sin la gestión de Magdalena [Álvarez] seguiría sin poder ir a Madrid a ver un musical”, dice Margarita Jaime, una ama de casa malagueña que no se juega elecciones.

El bache de Abdalajís 

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, llegó a sorprenderse de la puntualidad inglesa con la que el AVE ha llegado a Málaga. Sin embargo, el éxito en los plazos no ha eliminado los baches con los que el tren se ha topado en el Valle de Abdalajís. Las obras del trazado Córdoba-Málaga perforaron en marzo de 2005 los acuíferos de los que se surtía la zona. La pérdida de agua alcanzaba los 390 litros por segundo. Una catástrofe medioambiental, según los vecinos, que se han visto obligados a abastecerse con camiones de agua.

Más optimista, la consejera andaluza de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, aseguró el miércoles que las inspecciones realizadas demuestran que el acuífero no se ha secado y que recuperará su nivel histórico de recarga “si se registran dos años pluviométricos normales”. Y si el cambio climático lo permite. Las declaraciones no hicieron más que avivar la llama de los ciudadanos afectados, que darán mañana su bienvenida particular al AVE. “Esta concentración simbólica en fecha tan señalada siempre estuvo presente en nuestros planteamientos ya que consideramos que nuestro pueblo ha sufrido un trato indigno por parte de Adif y de gran parte de la clase política”, explica la Plataforma Pro Manantiales.