Este artículo se publicó hace 12 años.
La marcha jornalera entra en Sevilla bajo una formidable vigilancia policial
"La gente está deseosa de credibilidad y parece percibirla en nosotros", afirma el secretario general del SAT, Diego Cañamero
Juan José Téllez
Andalucia en pie y la policía, a caballo. "Tenemos que coger el camino de la derecha". No es lo que parece ni se trataba de darles la razón a sus adversarios del cuerpo a tierra que vienen los nuestros. Con esta paradójica frase, Diego Cañamero, secretario del sindicato que agrupa a los jornaleros andaluces, aconsejaba por qué margen del camino debía transcurrir hoy la última etapa de la marcha que han venido desarrollando desde el pasado 16 de agosto.
Aquel joven alcalde de El Coronil (Sevilla) que se encadenaba a las maquinarias que segaban empleo hace treinta años, se refería simplemente al carril de la autovía y a las estrictas instrucciones oficiales para que la manifestación campesina no cortara uno de los principales accesos a la capital andaluza: "Los voceros de la burguesía están deseando que cometamos un error para atacarnos —predicaba a los suyos desde un megáfono—. Digan lo que digan, centrémonos en la marcha y no sucumbamos ante las provocaciones".
A su alrededor, un sinfín de pancartas, camisetas estampadas con motivos revolucionarios, chalecos de tráfico para la guardia de orden y los gritos reivindicativos: "Tenemos la solución, los banqueros a prisión". Bajo un fuerte dispositivo policial, la marcha de los jornaleros andaluces, convocada por el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) llega a Sevilla entre furgonetas azules, policía montada y agentes de paisano. Cientos de campesinos han cubierto a paso firme y en poco más de una hora la distancia que media desde el hospital Virgen de Rocío de Bellavista, la patria chica de Felipe González, hasta el estadio del Real Betis Balompié, en los accesos a la capital sevillana. Luego, la larga comitiva siguió camino por la avenida de La Palmera hasta llegar a la Plaza de España en torno a las ocho de la tarde.
Al frente de la marcha, se situaba Cañamero, secretario general del sindicato, quien confesaba a Público que se sentía sorprendido por el respaldo popular que había notado a lo largo de sus movilizaciones de las últimas semanas: "Nos han roto todos los esquemas, se nos han desbordado las previsiones. No nos esperábamos tanto impacto. Es una de las luchas que ha hecho el sindicato que no sólo ha conectado con la vanguardia sino con la masa social de Andalucía y de otros lugares del Estado".
Ojú qué calor, los andaluces. Banderas blanquiverdes y republicanas, también enseñas de Izquierda Unida y de otras organizaciones como Comisiones Obreras de Andalucía, CGT, el Partido Comunista, Izquierda Anticapitalista, o Corriente Roja, que se han sumado a esta iniciativa jornalera: "Claro que me recuerda a las marchas de los años 80 —resumía Cañamero a este periódico—. Y a lo mejor de nuestra lucha durante los últimos treinta años".
"La gente está deseosa de credibilidad y parece percibirla en nosotros"
"Los medios de comunicación también han contribuido al éxito de nuestra lucha. Han roto un poco el silencio, la frontera infinita que otras veces nos ha rodeado. Pero sobre todo ha sido importante la respuesta de la gente, quizá porque no haya escuchado de nuestros labios lo mismo de siempre. La gente está deseosa de credibilidad y parece percibirla en nosotros. Nosotros no hablamos de la prima de riesgo o de Angela Merkel, hablamos de la botella de Butano, que ha subido de doce a dieciocho euros, hablamos del precio del agua, de la luz, de los subsidios, de las hipotecas".
Hasta ayer, el balance de esta movilización arroja 38 detenidos y otros once llamados a declarar: "Están todos en libertad aunque les acusan de desobediencia y de desórdenes públicos. Las multas nos van a a freir", resume. Juan Manuel Sánchez Gordillo, líder del sindicato, parlamentario andaluz y alcalde de Marinaleda, no pudo estar presente en este fin de etapa por problemas de salud. Al lado de Diego Cañamero, el cantor José Domínguez "El Cabrero" explicaba su presencia allí: "Porque estoy de acuerdo con este movimiento de los obreros del campo y a la cabeza sus dos líderes con más credibilidad. Como nos ladran no nos escondemos. Como cabrero o como obrero del cante no me olvido quienes son los míos. El lunar mío es de nacimiento", responde el cantaor de la eterna mascota a preguntas de este periódico.
"Recuerdo en el 86, cuando me iban a meter en la cárcel, que llegaste a la finca del Coronil en la que yo estaba —le recuerda Cañamero—, y dijiste que ibas a estar allí hasta que el sol aguantase o algo así".
El Cabrero le sonríe e ingenia una respuesta: "Sería que habría algún árbol aquí. Tú y yo estábamos donde teníamos que estar. Y aquí estamos. A los chaqueteros, la gente les descubre. Cuando alguien me hace alguna guirigaña yo le digo que sé a que estirpe pertenece por el berrido. Lo que pienso, lo largo, ¿tan peligroso es lo mío? Hay muchos que no quieren que la gente me escuche".
"En Jódar si queremos oírte", le ataja un sindicalista de Jaén a quien el Cabrero replica: "Si, y me pedís otra, otra y otra. ¿Cuándo vais a las aceitunas, os gusta que os diga el manijero otra, otra y otra?". Las adolescentes le piden fotografiarse con él como si fuera Justin Biewer.
A lo largo de la marcha, se han sucedido las anécdotas, como la de un pueblo de Málaga en donde un anciano se acercó a Cañamero y le dijo: "Como no tengo fuerza para acompañaros, aquí tenéis esto". Y les largo veinte euros. El público le secundó y sin pedir nada recaudaron mil en una sola tarde. Desde Cádiz a Sevilla, se les han acercado madres con sus hijas, como ocurriera en Peligros, para simplemente besar a Sánchez Gordillo, o les han regalado agua y víveres.
"La gente se piensa que estamos en la Moncloa y nos piden soluciones o nos preguntan si se pueden ir a vivir a Marinaleda. En Andalucía hay cuatrocientas mil personas en paro y 350.000 sin ningún tipo de subsidio. Nos hablan de los desahucios, de que les han quitado la casa y el empleo", rememora Javier García, presente en muchas de estas etapas.
"Hemos recibido muestras de apoyo increíbles. La gente está ya harta"
Diego Cañamero, no muy lejos de allí, bromea sobre la formidable presencia policial: "Querrán pagarles las horas extras para compensarles que van a quitarles la paga extra. Nosotros siempre hemos dicho lo que íbamos a hacer. Hemos avisado siempre, desde el banco de Utrera al Lidl de Dos Hermanas. Después de las ocupaciones de Somonte, Las Turquillas y Mercadona, hemos recibido unas muestras de apoyo increíbles por parte de la gente. La gente está ya harta".
"El pueblo -proclama El Cabrero-tiene el deber de quitarles del poder. Pero con votos, ¿eh?, no con tiros".
Entre los manifestantes de hoy, figuraban cantaores como Manuel Céspedes, de Dos Hermanas, que se despachó a gusto con fandangos durante la larga noche anterior en la piscina del pueblo, donde interpretó fandangos y un acróstico del poeta republicano Luis Rivero en memoria de Blas Infante. Pocas celebridades, aunque se está terminando de redactar un manifiesto en el que figuran nombres de intelectuales como Rosa Regás, en apoyo de esta marcha que recorrerá Almería los próximos días 12 y 13 antes de que, el 14, se celebre la asamblea nacional del SAT en Osuna. Este lunes, se sabrá cuando tendrá lugar la marcha de Huelva.
Pero ayer fue la apoteosis, en Sevilla. Algo así como la entrada en Jerusalén o en La Habana, pero con mucho sudor de por medio, aerosoles, sombreros de paja y camisetas con magas a la sisa. Después de concentrarse en el campo del Betis, se ha improvisado una tribuna de oradores en la Plaza de España, en donde se oirán las voces del viejo grupo 'Voces del pueblo', que cantó la transición del PTE, o la jovencísima cantautora Lucía Socam, entre los discursos del propio Cañamero, de María José Lera, de Manolo Rodríguez o de María García. Sin embargo, las mejores arengas se han ido desgranando a lo largo de la caminata: "Canija —preguntaba al viento un jornalero—, ¿cómo está la nevera? La nevera tiene que estar adorná. Con sus lentejitas y su poquito de arroz. Y no lo está".
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