Cuentan los cronistas que en la noche electoral de 2006, cuando fue evidente que el Tripartito repetiría, Jordi Pujol montó en cólera para reprochar a sus delfines un aspecto en concreto: que hubieran permitido el ascenso electoral de ICV. El mensaje cuajó en la cúpula de CiU. La última muestra de ello la dio ayer Artur Mas, que señaló a los ecosocialistas como responsables del 'ahogo de libertades' que se ha producido en Catalunya durante esta legislatura.

Probablemente nadie en la coalición de izquierdas, que sumó 281.000 votos, 12 diputados y dos consejerías, habría soñado un papel tan fundamental como el que, según CiU, ha tenido en este Tripartito. Según explicó Mas, 'el Govern ha actuado al dictado de posiciones muy minoritarias que han acabado siendo el todo'.

En un acto matinal dedicado a las 'libertades', Mas fue más explícito a la hora de señalar a la formación de la que ahora es secretario general Joan Herrera. Aludió a un 'cierto radicalismo que ha acabado imponiéndose al conjunto del país'.

El presidenciable de CiU puso varios ejemplos para ilustrar la deriva del Govern en lo que a represión de libertades se refiere: el alquiler forzoso de las viviendas vacías, la obligación de que los padres informen a los menores adoptados de su condición al cumplir 12 años e incluso 'la prohibición de lanzar piedrecitas a los ríos'.

Por la noche, Mas se enfrentó a su primer pinchazo de público en lo que va de campaña. Cerca de 700 personas asistieron a una nueva arenga sobre valores y contra el papel de la Administración que habría hecho las delicias de Sarah Palin. Porque ayer era el día de la 'libertad'.