Este artículo se publicó hace 12 años.
Mas exige a Rajoy contrapartidas tras su apoyo al 'hachazo' fiscal
El president de Catalunya aclara que su respaldo al Gobierno del PP es sólo un "depósito a plazo"
Los caminos de la "transición nacional catalana" son inescrutables. Esas tres palabras fueron acuñadas por Artur Mas para bautizar la actual legislatura en Catalunya en su discurso de investidura, ahora hace un año. Desde entonces, ha alcanzado pactos con el PP en materia de Presupuestos y en las principales diputaciones y ayuntamientos catalanes. También ha votado a favor del principal recorte de la democracia, el de Mariano Rajoy, sellado este miércoles en el Congreso. Y todo ello sin alterar un ápice su reivindicación de la "primera estación" de la "transición nacional catalana": el pacto fiscal.
El president catalán estuvo en la mañana de ayer en Madrid para dar su versión de la magnitud de los acuerdos entre CiU y PP y para recordar a Rajoy cuáles son los objetivos de la Generalitat.
El president exige el pacto fiscal y el pago de deudas por 2.209 millones de euros
Una vez más, la nueva financiación inspirada en el concierto económico vasco que Mas reclama para Catalunya centró el discurso de Mas. "Catalunya no puede seguir soportando un déficit fiscal de la magnitud actual", dijo, en referencia a los más de 16.000 millones de euros anuales que, según la Generalitat, salen de Catalunya hacia el Estado y no retornan.
Según explicó el president, Catalunya es solidaria con el resto de autonomías "cuando hace falta", pero fijó un límite: "No podemos seguir soportando estas cifras que ponen en peligro el progreso y el Estado del bienestar de forma muy seria".
Las peticiones del GovernEl PP cargó en 2009 contra el acuerdo de financiación con Catalunya
A pesar de que el pasado verano el propio president daba por perdidas las posibilidades de obtener un pacto fiscal si había mayoría absoluta del PP en el Congreso, ayer instó a los conservadores a que no lo vean "como un problema, sino como una oportunidad". El sistema de financiación vigente se pactó en 2009 después de unas larguísimas negociaciones entre el Tripartito y el PSOE que llegaron trufadas de acusaciones del PP al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero por ceder a las exigencias de los nacionalistas.
Un día después de haber prestado apoyo al tijeretazo de Rajoy, Mas recordó otra de sus exigencias al Gobierno, al que pidió que pague a Catalunya "lo que le debe". Con esas palabras aludía al Fondo de Competitividad 1.450 millones, que el anterior Ejecutivo consideraba que debe pagar en 2013 y los 759 millones de la disposición adicional tercera del Estatut que se adeudan del ejercicio de 2009.
El president quiso lanzar una advertencia al Gobierno para que atienda sus peticiones: "La relación, simbiosis y química entre las instituciones de España y la sociedad catalana están en un divorcio creciente, y no hay muchas maneras de reconducirlo, pero una manera es esta", explicó.
El líder de CiU lleva a Madrid su defensa de las políticas de recorte del gasto
Pedagogía clónicaMas, que ha anticipado en Catalunya los ajustes que el nuevo Ejecutivo central acaba de poner en marcha, quiso aclarar que el voto favorable de la federación nacionalista al recorte presupuestario responde a su propio ideario político, basado en "la obligación y la necesidad de una austeridad real y en el saneamiento de las cuentas públicas". "O nos lo creemos, o esto va a acabar mal", avisó.
Mas ha pasado parte del último año haciendo pedagogía de sus recortes durante el pasado año, marcando distancias con el sur de Europa del "derroche" y con la vista puesta en las autoridades europeas. Su esfuerzo por explicar los recortes 1.802 millones de euros menos en educación, salud y servicios sociales respecto a la inversión de 2010 le ha comportado en este tiempo dos históricas victorias en las urnas. Tal vez por eso defendió con uñas y dientes su política, que según dijo consiste en contar "la verdad" y tomar medidas aunque "sean impopulares", expresiones que en la última semana el PP ha venido emulando.
Mas no explicó, sin embargo, por qué valida la política del PP en materia de impuestos: el Govern no sólo no subió los impuestos en su primer año, sino que además retiró el de Sucesiones para las grandes fortunas. Tampoco aclaró por qué votó a favor cuando la federación convergente ha criticado en Madrid duramente una subida del IRPF que "asfixia" a Catalunya.
El encuentro, organizado por Europa Press, sirvió para que el president insistiera en que su voto está desvinculado de su dependencia del PP en el Parlament de Catalunya. CiU no cuenta con mayoría absoluta en la Cámara catalana y ha mantenido hasta ahora una política de alianzas variables que en la mayoría de ocasiones, incluyendo los Presupuestos de 2011, ha privilegiado a los conservadores frente a PSC o ERC.
Mas negó que el voto de CiU en el Congreso llegara condicionado por la necesidad de que el PP apoye los Presupuestos catalanes, recordando que puede contar con otros grupos parlamentarios. El diputado de la federación nacionalista Josep Sánchez Llibre fue más explícito, al asegurar que votaron el plan de choque de Rajoy "a cambio de nada".
Mas quiso recordar que en 2010 dio apoyo al ajuste de Zapatero y avisó de que su apoyo al PP es sólo un "depósito a plazo", aunque no aclaró cuánto tiempo daría esa confianza, limitándose a afirmar que será un "plazo corto".
A pesar de su esfuerzo por marcar distancias, son recientes las imágenes de la escena que la presidenta del PP de Catalunya, Alicia Sánchez-Camacho, le hizo a la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, en los pasillos del Parlament ante las cámaras. "Estamos muy enfadados", le soltó ante los periodistas. Aquella reprimenda se produjo tras el voto contrario de Josep Antoni Duran i Lleida a la investidura de Rajoy. Y ayer mismo, CiU y PP volvían a sentarse para negociar los Presupuestos catalanes de 2012. Todo en tiempos de transición nacional.
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