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Montilla deja el escaño y prepara su relevo en el PSC

El todavía president se concentrará en el congreso del partido, programado para dentro de un año

PERE RUSIÑOL

Catalunya se levantó ayer con resaca tras una noche intensa que abre de nuevo las puertas del Palau de la Generalitat a CiU y a Artur Mas tras la debacle del Tripartito. Pero fue una resaca muy controlada, que empezó a aclarar algunos de los interrogantes más importantes como el papel de José Montilla, que ni siquiera tomará posesión de su escaño y aplazó cualquier revolución en caliente.

El ganador, Artur Mas, ha empezado a perfilar las líneas básicas del que será su equipo, que tomará posesión previsiblemente la última semana del año. Lo puede hacer con la calma que da no sólo la rotundidad de su triunfo 62 diputados, a 6 de la mayoría absoluta y 34 más que el segundo partido, sino también los signos que ayer lanzaron sus principales rivales: el PSC quedará en espera durante casi un año, a la espera de un congreso casi de refundación; Esquerra, centrada también en tratar de restañar heridas internas, anunció una oposición 'con cultura de Gobierno', y el PP se ofreció para combatir la crisis, con la esperanza de atraerse a un aliado clave para reconquistar la Moncloa.

El catalanismo del PSC asistió atónito a una campaña muy vinculada al PSOE

El aún presidente de la Generalitat, el socialista José Montilla, sorprendió ayer a sus compañeros de ejecutiva anunciando que deja el escaño. Se centrará, dijo, en preparar el congreso que el PSC tiene programado para otoño, cuando dejará de ser primer secretario.

'No me aferro al cargo ni a la silla', dijo Montilla, que explicó su decisión por tres motivos: dar ejemplo, centrarse en la renovación del PSC y en la reconstrucción de una alternativa de Gobierno 'creíble'.

El anuncio limitó cualquier intento de ajuste de cuentas procedente del sector más catalanista, que ha asistido atónito a la campaña más vinculada al PSOE de la historia, que a la postre ha reportado también el peor resultado.

El grupo del PSC en el Parlament lo dirigirá Nadal, bien conectado con CiU

La cara más visible de esta familia del PSC, el conseller de Economía, Antoni Cas-tells, que incluso rehusó formar parte de la lista electoral, ni siquiera acudió ayer a la reu-nión de la cúpula del partido. Pero ninguno de los asistentes hizo sangre. Fuentes de la ejecutiva explican que algunas voces exigieron gestos claros de renovación ya antes de las municipales, mientras que otras reclamaron concentrarse al 100% en preparar los comicios y aplazar el debate interno hasta el congreso de otoño.

La decisión más acuciante es la elección del candidato a la alcaldía de Barcelona, el gran feudo de la izquierda catalana y española, donde PSC e ICV-EUiA gobiernan ininterrumpidamente desde 1979, algunos años en compañía de Esquerra Republicana.

En circunstancias normales, la confirmación del regidor, Jordi Hereu, sería puro trámite, pero las encuestas auguran un cambio incluso en Barcelona y cada petición genérica de renovación antes de los comicios suele interpretarse como una sugerencia de relevo. Lo más probable es que el PSC tome la decisión antes de que acabe el año y, pese a todo el ruido, que acabe confirmando a Hereu.

ERC confirma a Puigcercós como líder y aguarda la reacción de Carod

La renuncia de Montilla a ocupar su escaño se completó con la elección de Joaquim Nadal como nuevo presidente del grupo parlamentario. El veterano socialista, que fue candidato del PSC a la Presidencia de la Generalitat en 1995 y ha sido conseller de Obras Públicas los siete años de Tripartito, es afín a las tesis más catalanistas y tiene un nítido componente sociovergente.

Su elección deja claro que mientras el PSC esté en espera, inmerso en este proceso interno, la actitud socialista en el Parlament será de oposición, pero muy proclive a facilitar la acción de gobierno.

El otro gran derrotado el domingo, ERC, que pasó de 21 a 10 diputados y de tercera a quinta fuerza parlamentaria, entra también en un proceso muy interno, de tratar de 'reconstruir su propio perímetro', en palabras de un destacado dirigente. Pese a la severidad del retroceso, el liderazgo de Joan Puigcercós no parece amenazado: el nivel de cohesión es ahora alto tras múltiples fugas, y la caída se considera en buena medida herencia de Josep Lluís Carod-Rovira.

Carod se ha tomado unos días de reflexión, pero está muy asumido que cuando hable será para romper con el partido, fractura que se sumaría a las recientes de Joan Carretero, que fundó Reagrupament y se estrelló el domingo en las urnas, y Uriel Bertran, que confluyó con la Solidaritat de Joan Laporta, que en cuatro meses ha conseguido la mitad de votos que ERC, partido con 79 años de historia.

Esquerra estará en la oposición, pero con una actitud distinta a la del pasado, lo que será recibido con alivio por Mas. Lo aclaró ayer el propio Joan Puig-cercós: 'Haremos una oposición con cultura de gobierno; seremos responsables', dijo.

El único miembro del Tripartito que no debe dedicar ahora energías al proceso interno ni agrega la palabra responsable a su labor de oposición será ahora ICV-EUiA.

Mas tiene 62 escaños. Pero su margen de maniobra es en realidad muy superior.

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