Este artículo se publicó hace 14 años.
"La mujer ha conseguido vencer el rol de madre y esposa"
La periodista Belén García hace un alegato de la igualdad en su primera novela, El Renacimiento de Eva
El lunes hizo sólo cien años que la mujer tuvo acceso a la Universidad en España. Mucho antes, en el Londres victoriano, Elizabeth Ann, hija del barón Collet, ya se resistía a las ofertas de matrimonio de los más distinguidos solteros de la ciudad. Quería estudiar Medicina y luchar por sus propios sueños, los de tantas y tantas mujeres que todavía hoy, en el siglo de los derechos sociales, siguen sin ser tangibles. La periodista Belén García (Salamanca, 1979) estrena con esta historia su primera novela, El Renacimiento de Eva (Alhulia), un alegato por la igualdad prologado por Espido Freire.
¿Por qué escribe este libro?
La idea partió de una reflexión propia sobre la búsqueda de la felicidad y la lucha por los sueños, en una época bastante difícil para mí en la que la mayoría de mis expectativas se habían visto frustradas y tenía que empezar desde cero. Así que decidí que era el momento de ser valiente y fiel al que siempre había sido uno de mis mayores sueños y comencé a trabajar en El renacimiento de Eva.
A sus protagonistas les costó conseguir lo que querían. ¿Le ha costado a usted publicar este libro?
Muchísimo, han sido años tocando a numerosas puertas, y aun así siento que he tenido suerte. Por eso estoy tan agradecida a la editorial andaluza Alhulia. Lo importante es no rendirse nunca, creer infinitamente en uno mismo y su trabajo, cuando está bien hecho.
¿La igualdad no vende?
La igualdad es un derecho fundamental y, como tal, es una de las principales inquietudes que ha movido las más grandes batallas de la humanidad.
¿Qué ha conseguido la mujer?
Bastante, en algunos países del mundo. En otros, casi nada. Pero, sobre todo, ha conseguido vencer ese único rol de madre y esposa y, como persona, independientemente de su sexo y estereotipos de género, puede desarrollar su proyecto vital, derecho a la educación, al trabajo, la representación a nivel político y el acceso a puestos de responsabilidad. Pese a todo, todavía hay muchas mujeres que aún hoy no tienen garantizados los derechos fundamentales.
La maternidad sigue condicionando a la mujer.
En gran proporción, desde luego, por eso la conciliación de la vida personal, familiar y laboral es otro de los retos actuales.
¿Cree que todavía hoy muchas mujeres de la alta sociedad se resisten a hacer lo que de verdad quieren?
Hoy en día todavía muchas personas se resisten a hacer lo que de verdad desean, puesto que existen ciertos estereotipos, convenciones sociales y culturales, que de algún modo nos fuerzan a auto imponernos obstáculos en nuestra realización personal. Mi novela es también una reivindicación del derecho fundamental de cada persona a luchar por sus propios sueños, que son los que van trazando el verdadero camino hacia el desarrollo y la felicidad.
A Bessie, otra de sus protagonistas, le salió un hijo machista. ¿Cuánto pesa la educación en la igualdad?
Pesa muchísimo, es la base de todo. Pero tiene que ser respaldada por todos los agentes sociales. No hay que olvidar que no sólo educan la familia y los educadores, sino la sociedad entera.
En la Universidad aún existe lo que se conoce como el techo de cristal para ellas.
Afortunadamente en la época que vivimos hay un porcentaje muy elevado de mujeres que acceden a la educación superior. Sin embargo, muchas veces los prejuicios empresariales y las responsabilidades familiares y domésticas les impiden promocionar a puestos jerárquicos en su carrera laboral.
¿Siguen existiendo carreras de mujeres y carreras de hombres?
No existen carreras de hombres y carreras de mujeres, lo que sí es cierto es que se observa una preferencia, una polarización, puesto que pesan todavía los estereotipos de género asociados a las mujeres que influyen en esa elección de titulaciones en las que culturalmente se ven más reforzadas, como pueden ser las carreras de cuidados o las de educación.
¿Ser soñadora ayuda a lograr lo que a veces parece imposible?
Por supuesto. Por regresar a la novela, no dejo de pensar en Elizabeth Garrett; cada vez que leo su biografía e imagino ese camino tan arduo, con tantos obstáculos… ese empeño suyo por llegar a ser doctora que supuso la apertura de la profesión médica para el resto de las mujeres en su país, todavía se me saltan las lágrimas. Hay que soñar, pero también hacer acopio de una gran fortaleza y compromiso.
Elizabeth llega a ser alcaldesa. ¿Para cuándo una presidenta del Gobierno? ¿Cree que los políticos predican más la igualdad de la que la ejercen?
Todavía hay mucho que conseguir, pero muchos gobiernos cada vez están más comprometidos con garantizar los mismos derechos y libertades para todas personas con independencia de su sexo. Respecto a una presidenta del Gobierno, en otros países del mundo ya la hay, no creo que falte mucho para que suceda también aquí.
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