Este artículo se publicó hace 12 años.
"No nos vamos a quedar quietas mientras nos quitan el pan"
Mujeres e hijas de los mineros son desalojadas del Senado tras pedir desde la tribuna que no se acaben las ayudas al carbón. Llegaron a Madrid en autobuses desde las cuencas de Asturias, León y Teruel
Dicen que sus maridos, sus padres o sus hermanos se han ganado "todo" en la vida "a fuerza de luchar" y que ellas, las mujeres, las hijas y las hermanas de los mineros que, en Asturias, Castilla y León y Aragón, llevan 22 días consecutivos de huelga no van a quedarse quietas mientras ven cómo el recorte de las ayudas al carbón puede pulverizar el futuro sus pueblos y el porvenir de sus familias.
Alrededor de trescientas de ellas se trasladaron este martes a Madrid para asistir como invitadas al Senado, donde se votó una de las siete enmiendas de rechazo a los recortes de casi el 60% en las ayudas al carbón presentadas por el grupo socialista. La iniciativa proponía que los remanentes de las ayudas a las empresas privadas no pagadas en 2011, y que ascienden a 75 millones de euros, fuesen aplicados para ayudas a los costes de explotación de compañías productoras de carbón.
Tras la votación del texto, que fue rechazado por los votos del PP, que tiene mayoría en la Cámara, las alrededor de cincuenta mujeres que habían accedido al hemiciclo fueron desalojadas mientras proferían gritos en contra de los senadores conservadores y a favor del mantenimiento de las ayudas al carbón. Algunas de ellas también lanzaron al hemiciclo octavillas en las que pedían a los parlamentarios un "rescate para la minería" para evitar que "30.000 familias se queden en la calle", pues el recorte de las ayudas al sector supondrá el cierre de muchas de las explotaciones.
El senador del PP que iba a romper la disciplina de partido finalmente votó en contra de la enmienda "¡Aquí están, estas son, las mujeres del carbón!" o "¡Soria, escucha, la mina está en la lucha!", fueron algunas de las proclamas más escuchadas. Muchas de ellas abandonaron llorando el hemiciclo mientras entonaban la canción popular En el pozo María Luisa, un canto tradicional de los mineros asturianos y leoneses.
La primera enmienda relativa a este asunto -el resto se votarán el miércoles- fue rechazada al contar con los 157 votos en contra del PP. El senador conservador por León Juan Morano, que aseguró que daría su apoyo a la enmienda socialista "salvo que me muera o me dé algo" -dijo- sucumbió a las presiones de la dirección del grupo parlamentario y dejó de lado sus "convicciones personales" para secundar al tijeretazo a las ayudas al carbón. Cuando acabó el pleno, Morano dijo en los pasillos del Senado que el sentido de su voto se había debido "un lapsus" porque no sabía sobre qué enmienda se estaba pronunciando.
En la bancada de los conservadores, los únicos que votaron a favor del texto del PSOE fueron María Jesús Burró, José María Fuster y Rosa Santos, senadores del Partido Aragonés, regionalistas de centro derecha que concurrieron junto al PP en las últimas generales. Sí rompió la disciplina de voto de los conservadores María Carmen Azuara, senadora del PP y concejala de Alcorisa, localidad de la cuenca minera turolense, que estuvo presente en la elección pero no emitió voto alguno. "No he votado. Lo he decidido en el último momento (...). La cabeza me decía una cosa, evidentemente iba a ser un voto sobre el sentimiento de la situación que se vive en estas comarcas, pero a veces también hay que ser frío", aseguró tras la votación en los pasillos del Senado.
Mientras, en las inmediaciones de la Cámara, el resto de las mujeres esperaban la llegada de sus compañeras custodiadas por un fuerte dispositivo policial. Aunque la concentración se desarrolló de forma pacífica en todo en momento, sólo hubo un pequeño forcejeo con los agentes cuando algunas de ellas intentaron acercarse a la puerta de la Cámara a recibir a las mujeres que habían estado en el pleno. Entre las que esperaban fuera estaba Elvira García, mujer, hermana, hija y sobrina de trabajadores de la mina de Ciñera de Gordón (León). Su tío, de hecho, murió en un accidente en ese yacimiento. Tras más de cinco horas de autobús, Elvira, ama de casa de cincuenta años, llegó a Madrid dispuesta a defender "con todo" el futuro de su familia, pero también el de su localidad que, asegura, se convertirá en un "pueblo fantasma" si se acaban las ayudas al sector. Como Elvira, muchas mujeres se quejaron del trato "vejatorio" que, a su juicio, están recibiendo sus maridos por parte de los antidisturbios en sus municipios. "Esta mañana nos hemos venido todas llorando en el autobús, los agentes han entrado hasta en las casas. Es increíble, nosotros sólo queremos seguir viviendo de nuestro trabajo", lamentó.
"¡Hay 100.000 millones para Bankia y nada para los mineros!", se quejaba una mujer
A su lado, Blanca Giraldez se desgañitaba con la voz ya ronca por horas de gritos. "¡Hay 100.000 millones para Bankia y nada para los mineros!", se quejaba esta mujer de 57 años que trabajó en la limpieza de la mina de su pueblo hasta que se prejubiló. "Si se acaba la mina, allí se acaba la vida. Los jóvenes tendrán que marcharse", lamentó. Desde Ariño (Teruel) llegó Mari Luz Magallón. Su marido es minero y ella aseguró no estar dispuesta a quedarse con los brazos cruzados ante unos recortes que, posiblemente, le harán chocarse de bruces contra el desempleo. "No nos vamos a quedar calladas mientras nos quitan el pan", aseguró esta mujer, que acudió a Madrid cargada con el casco con el que su marido lleva yendo cada día a trabajar a la mina desde hace más de veinte años.
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