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¿Unos Pactos de la Moncloa 2.0?

Expertos explican las diferencias con el acuerdo suscrito en la Transición

IÑIGO ADURIZ

El pacto económico y social con más importancia y más contenido desde los Pactos de la Moncloa'. En esos términos definió José Luis Rodríguez Zapatero el Acuerdo Social y Económico suscrito ayer por el Gobierno, los empresarios y los líderes sindicales de UGT y CCOO.

¿Pero se puede equiparar la trascendencia del pacto sobre las pensiones con la de los acuerdos alcanzados por todos los partidos políticos en 1977? Todos los expertos consultados por este diario aseguran que no. Tanto por el diferente contexto histórico en el que se adoptaron las dos medidas, como por su incomparable calado.

La diferencia 'fundamental', a juicio del exministro de Educación y catedrático de Sociología José María Maravall,es que los Pactos de la Moncloa fueron unos acuerdos 'entre el Gobierno y toda la oposición, y los agentes sociales se limitaron a apoyarlas y, ahora, los que arriman el hombro son los sindicatos'. En su opinión, la oposición no ha querido formar parte de las reformas 'por interés electoral y ha querido que no resulten efectivas para desgastar a Zapatero'.

Maravall reconoce la diferencia en las consecuencias de las dos reformas, pero resalta la importancia de ambas. 'Ahora no toca definir el modelo económico, como se hizo en 1977 cuando los Pactos de la Moncloa fueron el anticipo del apartado económico de la Constitución. Con el nuevo acuerdo, se intenta garantizar la confianza de los mercados hacia España en un contexto global', recalca.

Más contundente, el director de Coyuntura y Estadística de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas), Ángel Laborda, sostiene que 'la comparación no se aguanta'. Argumenta que el contenido de los Pactos de la Moncloa fue 'mucho más grande', porque 'establecieron los cimientos de la modernización de la economía española'. Y la importancia del acuerdo de ayer radica, a su juicio, en que 'ha roto el tabú de poder realizar reformas económicas sin la confrontación con los sindicatos'.

Para el sociólogo de la Uned Jaime Pastor, la equiparación de ambos acuerdos es 'discutible'. 'Ahora el problema no es que se esté instaurando un nuevo régimen democrático, sino que hay que hacer frente a una crisis provocada por el mercado financiero', señala.

No obstante, Pastor sí encuentra una 'analogía' entre ambos pactos. 'Hay un aspecto común, que es el retroceso que suponen ambos acuerdos en los derechos conquistados por los trabajadores', indica. En 1977, agrega, 'se quiso frenar la dinámica de aumentos salariales estableciendo unos límites'. Y ahora 'se produce un nuevo ataque con la ampliación de la edad de jubilación'.

En su opinión, el acuerdo suscrito ayer 'fuerza la paz social', pero realmente supone situar a España en una situación de 'pánico respecto a su futuro'.

La equiparación de los dos acuerdos también es 'excesiva', a juicio de José Antonio Herce, socio de Analistas Financieros Internacionales (Afi). Sí reconoce, en cambio, que la situación económica del país es grave ahora y lo fue en el 77. Hace 33 años, porque España estaba inmersa en el proceso hacia la democracia. Y, ahora, porque 'se ha revelado la debilidad de la economía española'.

Herce echa en falta que ante las reformas actuales 'la complicidad de las fuerzas políticas' no haya sido 'plena'. También que el Acuerdo Económico y Social no sea una 'iniciativa de profundo calado político' como fue la de los Pactos de la Moncloa, sino que se circunscriba prácticamente en exclusiva a las pensiones.

El alcance del pacto suscrito por el Gobierno y por los agentes sociales 'es más limitado', en opinión de Juan Jesús González, profesor de Sociología la Uned, porque no han participado todos las formaciones políticas españolas. 'Hubiera tenido más recorrido temático si hubiera sido un acuerdo entre partidos', advierte.

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