Este artículo se publicó hace 14 años.
Paella gratis para honrar la tumba de Franco
Los monjes del Valle de los Caídos celebran la reapertura del templo invitando a comer a los dos mil asistentes
"¿Pero el plato de paella habrá que pagarlo?". La pregunta se la hacía a su acompañante una señora de mediana edad poco antes de que comenzara la misa de las 11 de la mañana en la basílica benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos. Instantes antes, uno de los monjes había anunciado por megafonía la preparación de "algo especial" para celebrar la reapertura del "lugar sagrado".
Patrimonio Nacional, dependiente del Ministerio de Presidencia, cerró el templo a principios de noviembre para evitar posibles problemas de seguridad ocasionados por los desprendimientos de la escultura La Piedad, de Juan de Ávalos, situada justo en la entrada. Entonces, los monjes y organizaciones de ultraderecha afanadas en la defensa del Valle iniciaron una campaña para lograr su reapertura. Las misas de los últimos domingos se celebraron en la explanada posterior, situada en el conjunto formado por la abadía, la escolanía y la hospedería.
El Gobierno ha invertido 100.000 euros en la construcción de un túnel de acero a prueba de posibles cascotes, que se inauguró hoy, a modo de finger aeroportuario. Desde las diez y media de la mañana, centenares de fieles hacían fila a las puertas de la basílica, bajo el nuevo túnel, con el objetivo de presenciar en directo la reapertura del templo. Los congregados comentaban su alegría por volver a disfrutar de la "belleza" de la basílica y cuestionaban la razón por la que Patrimonio Nacional lo cerró a principios de noviembre. "Es un paripé, no se está cayendo nada", le decía un joven a su acompañante. A lo que otro fiel apostilló: "Son todo excusas; si se creen que con esto nos van a amedrentar, lo llevan claro".
"A mí lo que me da miedo de verdad es que se caigan esos hierros"
Un poco más atrás, un matrimonio junto a sus cinco hijos también esperaban para entrar. "Con lo mal que estos hacen las cosas, a mí lo que me da miedo de verdad es que se caigan esos hierros [la visera de escuadras mecánicas que protegen La Piedad]", comentó uno de ellos.
La gran afluencia de público obligó a retrasar media hora el comienzo de la ceremonia, tiempo que algunos de los congregados aprovecharon para rezar ante las tumbas del dictador Francisco Franco y el fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera. No había símbolos fascistas visibles y entre los asistentes también se dejaban ver turistas y curiosos.
Aunque en el templo caben seiscientas personas sentadas, un funcionario de Patrimonio Nacional calculó que unos 2.000 fieles podrían haber asistido a la reapertura de la basílica.
El triunfo' de lo monjesLos monjes benedictinos tampoco ocultaron su alegría por lo que presentaron como un logro ante el Gobierno. "Durante un tiempo considerable, se nos ha impedido reunirnos aquí, por eso hoy es un día hermoso", explicó uno de ellos. "Dada la singularidad de este acto, expondremos el santísimo sacramento hasta las cuatro y media de la tarde en el altar mayor".
Para calmar el hambre de los fieles, se ofreció una paella en la hospedería. Las apuestas sobre la gratuidad o no de la ración fueron la comidilla entre los presentes hasta que se resolvió el enigma. La paella fue gratis y el servicio de microbús para trasladar a los fieles de la basílica al restaurante, también.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.