Este artículo se publicó hace 13 años.
La píldora del día después sigue siendo segura
Un experto de La Paz asoció el fármaco con un caso de infarto cerebral
La derecha mediática andaba revuelta la pasada semana con respecto a la supuesta falta de seguridad de la llamada píldora del día después (PDD), que se dispensa sin receta en las farmacias españolas desde 2009. El detonante fue una carta publicada en la revista Medicina Clínica, firmada por el jefe de la sección de Neurología del Hospital La Paz de Madrid, Exuperio Diez-Tejedor, en la que se describe el caso de una mujer de 23 años que acudió a Urgencias del hospital madrileño "por un episodio de disminución de fuerza y sensibilidad" en el lado derecho del cuerpo. Tras su evaluación, los médicos le diagnosticaron un infarto cerebral, un evento muy poco frecuente en mujeres jóvenes. La tarde anterior al inicio de los síntomas, la paciente había tomado un comprimido de levo-norgestrel, el principio activo de la conocida como píldora del día después.
Esta circunstancia hizo a los neurólogos que la atendieron declarar el caso a la Agencia Española del Medicamento "como una sospecha de reacción adversa", según explicaron a este diario fuentes de Sanidad. El organismo no consideró necesario variar el estatus del medicamento, al tratarse de un único caso "entre más de cinco millones de dosis".
La Sociedad de Neurología tilda de "muy excepcional" el caso descrito
Además de la Agencia, varios expertos han confirmado a Público la seguridad de la píldora. El ginecólogo del Hospital de Leganés Javier Martínez Salmeán explica que el medicamento está formado por un gestágeno, un tipo de hormona "sin ningún efecto sobre el tromboembolismo". El experto, que reitera que la píldora no es un anticonceptivo para uso diario, aclara que el problema de la paciente de Diez-Tejedor tendría que ver con los otros factores de riesgo de la enferma.
En efecto, la descripción del caso deja claro que la mujer tenía varias circunstancias favorecedoras de este tipo de dolencia: presentaba historia de migrañas, había tenido siete abortos espontáneos en el primer y segundo trimestre de embarazo y tenía antecedentes familiares de ictus. Además, era madre de un hijo. "El embarazo genera unos niveles de hormonas infinitamente más altos que la PDD", señala la ginecóloga Carmen Coll, que descarta así la relación causal de la píldora y el accidente cerebrovascular.
El autor de la carta, que declina entrar en el debate legislativo, defiende su trabajo por la seriedad de la revista y su comité de redacción. Considera que la información que expone en la carta no tiene contenido ideológico pero afirma "no aceptar" que ningún ginecólogo le diga que el caso que atendió no estaba relacionado con el consumo de la PDD. Sin embargo, algunas frases de la carta pueden llevar a equívoco. Así, Diez-Tejedor escribe que "se han publicado varios casos de infarto cerebral" desarrollado tras la toma del fármacos. En las referencias, no obstante, se ve que sólo se refiere a dos, uno publicado en una carta en la revista Journal of Neurology en 2002 en una paciente española con migraña y otro descrito en la misma revista en 2003.
La mujer tenía varios factores de riesgo para sufrir un ictus
El neurólogo también afirma que la PDD utiliza una dosis de levonorgestrel "1.000 veces mayor a la utilizada en anticonceptivos orales". Sin embargo, en el vademécum se ve que la diferencia es mucho menos significativa. Mientras que Norlevo (una de las dos PDD disponibles) está compuesta por 1.500 microgramos de levonorgestrel, el contenido de esta hormona en seis píldoras anticonceptivas no de emergencia oscila entre 100 y 250 microgramos.
El coordinador del Grupo de Ictus de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Jaime Masjuan, considera el caso descrito en Medicina Clínica como "de momento, muy excepcional". El experto dice que no tiene que ser un motivo de alarma y que, aunque no es seguro que la PDD haya causado el accidente cerebrovascular, "probablemente haya influido".
Para Masjuan, los ginecólogos "no son los más adecuados" para hablar de riesgo de infarto cerebral. Sin embargo, quita hierro al caso descrito afirmando que las farmacias "están llenas de medicamentos" con efectos secundarios que se presentan de forma excepcional.
Respecto a la posibilidad de que la situación anterior la PDD se administraba en centros de planificación familiar hubiera impedido el accidente de la mujer, los gine-cólogos afirman que nadie le hubiera negado el medicamento a esta joven a pesar de sus antecedentes.
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