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La política es ficción

Es posible que el día 20 consigan que votemos pensando que decidimos el TP de Oro

ANTONIO BAÑOS

Parece evidente que la televisión va a la baja. Me refiero a la televisión presencial, esa de los decorados de cartón pluma y los presentadores que regalan pasta y dicen aquello de: 'Hoy tenemos un invitado muy especial'. No hay más que ver los apuros que está pasando la panda de La noria para darse cuenta de que los mensajes que nos ofrecen desde los mil platós de la TDT están perdiendo fuelle. Esa sensación la han olfateado los asesores políticos que han cambiado, por ese motivo, el orden natural de la campaña. A muchos nos sorprendió la colocación del debate al principio de la contienda porque antiguamente, ese era el culmen, el coup de théâtre definitivo a dos semanas de enfrentamiento por los atriles de España.

Pero la materia gris de la campaña ha entendido lo que Acorralados lleva tiempo confirmando: la muerte, lenta pero inexorable, del reality. La verdad, sea política o poligonera, aburre a las clases pasivas. Lo que se lleva ahora son las series. Y por eso en esta campaña se ha optado por arrinconar a los políticos analógicos y su no ficción, para dar el prime time y el peso narra-tivo a la ficción. En forma claro, de vídeos electorales.

Los partidos se han lanzado a programar la difusión de spots de ficción

El vídeo electoral empezó siendo una mera exposición del candidato consistente en imágenes del sujeto en reuniones, mítines o en la comunión de una sobrina, si se pretendía resaltar su aspecto humano y familiar. En el plano final, el político se dirigía, con mirada firme, a la cámara y pedía el voto. Soltaba el eslogan, sonaba la musiquilla y ya. Pero después de El ala oeste de la Casa Blanca, el típico político español en modo recitativo ya no cuela. Y por eso los partidos se han lanzado al spot de ficción.

El primer estreno de la temporada fue esa especie de mockumentary, de mezcla entre Callejeros y Mariano de la jungla llamado Rajoyistas por el mundo. Pero aún no bastaba. España quería trama, pasión y desenlace y el PSOE se la supo dar. En su vídeo del niño rico y la nanny, los socialistas consiguieron mezclar lo mejor del culebrón suramericano (el patroncito y la mucama) con el cine social de los hermanos Dardenne. Es antológico el plano final en el que la madre grita a su cría: 'Corre hija, corre' en un afortunado cruce entre Forrest Gump y la Magnani de Roma città aperta.

El contraataque del PP fue rápido. Apostaron por el intimismo nórdico subrayado por esa musiquita lírico-filosófica de los anuncios de compañía eléctrica. El mensaje del vídeo era singular. Salía gente sin trabajo que adoptaba ante su situación una posición pasiva, casi servil. 'No se por qué, pero me han echado' decía un personaje resignado y hasta sorprendido. El paro aparece en el vídeo como una enfermedad, como una epidemia en lugar de cómo una injusticia. 'Hay muchas formas de decirlo pero sola una de cambiarlo.' Afirma. Extrañamente, esa forma no es la lucha sindical, la reivindicación y la huelga.

Para los que no estén al tanto de las peculiaridades de Catalunya, quizá les sorprendió el vídeo de los maniquíes del PSC. Los nativos sabemos bien que el PSC es el equivalente político a la HBO, cadena norteamericana de indudable creatividad. En la pasada campaña al Parlament, sus juventudes mostraron una pieza en la que una joven tenía un orgasmo al votar a Montilla. Ese vídeo dejó el final de Lost a la altura del betún en cuanto a inventiva e incoherencia narrativa.

Aunque ya retirado, el vídeo del PSC ha tenido la utilidad requerida: inaugurar la segunda parte de la campaña. La buena, la interesante. La semana en que los candidatos y sus plúmbeos programas desaparecen y nos enzarzamos en la crítica audiovisual. Y es posible que el día 20 hasta consigan que nos olvidemos de Mariano y vayamos a las urnas pensando que estamos participando en el TP de Oro, en el apartado de mejor ficción de tema político.

No les extrañe que, si resulta, en próximos comicios ya podamos prescindir del todo de los políticos. La campaña consistirá en pases de Lleno por favor para los conservadores y de la última temporada de La pecera de Eva, (buenriy escuela pública) para los votantes del PSOE.

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