El portavoz del PP en la Comisión de Exteriores en el Congreso, Gustavo de Arístegui, lanzó ayer una polémica propuesta. El dirigente conservador se mostró partidario de subir a '140, 150 e incluso a 160' kilómetros por hora el límite de velocidad en algunos tramos de carretera, con la idea de que se cumplan a 'rajatabla' como sucede en Alemania. En declaraciones a RNE, Arístegui se mostró 'extraordinariamente crítico' con la medida aprobada por el Gobierno y destacó que había otras maneras de ahorrar combustible sin tener que ir a 110.

El revuelo que se formó llegó hasta la rueda de prensa de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Esta no quiso respaldar su idea. Se limitó a señalar que se trataba de la 'opinión particular' de un diputado de su formación y mantuvo que la posición sobre este asunto la fija el PP durante las reuniones de su Comité de Dirección.

De la de ayer se salió con un objetivo claro: denunciar el 'afán recaudatorio' del Ejecutivo socialista. 'Hay muchos españoles que consideran que las auténticas razones son económicas, que lo que quiere el Gobierno es poner más multas', afirmó Cospedal. A su juicio es porque 'le falta dinero para cumplir con unos objetivos de déficit que no le están resultando muy fáciles'. Además, denunció la falta de una política energética y la improvisación del Ejecutivo.

El PP censura mucho esta iniciativa pero en la Ley de Hidrocarburos de 1998, cuando ellos gobernaban, figura 'la limitación de la velocidad máxima del tránsito rodado en vías públicas' como una de las garantías para el suministro en caso de 'escasez'.

Por otra parte, el consejero de Interior de la Generalitat catalana, Felip Puig, defendió ayer la medida de subir la velocidad máxima para mejorar la economía: 'Nos hubiese gustado más que España se plantease lo que han hecho otros países, como Holanda o Gran Bretaña, que estudian pasar a velocidades máximas de 128 y 130 kilómetros/hora', señaló.