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El PP dice que Rubalcaba agrada a ETA en Interior

Afirma que fue designado en 'connivencia' con la banda

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

El PP imprimió ayer un nuevo salto cualitativo en su ofensiva contra el titular de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, a propósito del denominado caso Faisán. Ayer no se limitó a acusarle de estar detrás de un supuesto chivatazo a ETA producido durante el último proceso de paz, sino que situó a la banda en la misma trastienda del nombramiento de Rubalcaba como responsable de Interior en abril de 2006.

'A usted le nombró ministro el señor Rodríguez Zapatero para que gestionara la paz sucia con ETA. Lo hizo además, según hemos podido saber esta semana, con la connivencia de ETA o al menos de una parte de ETA', espetó a Rubalcaba desde su escaño el diputado conservador Ignacio Cosidó. La prueba que sostenía tal acusación era un simple titular de prensa recogido por ABC el pasado lunes: 'Escuchas del Faisán revelan que ETA decía que el Gobierno no le tocaría los cojones en tregua'. Sin más.

Rubalcaba tacha de 'insidias' las acusaciones de las filas conservadoras

Entre protestas de la bancada socialista, las acusaciones del PP coronaron un debate muy bronco en el que los conservadores desempolvaron el barro parlamentario con el que se emplearon en la última legislatura de Felipe González.

Buena parte de los tics verbales de aquellas sesiones, con la guerra sucia contra el terrorismo como argumento, resucitaron en las imputaciones de las filas conservadoras como ariete contra Rubalcaba.

Por no faltar, no lo hizo tampoco el añejo señor X de los GAL en una suerte de remake en el que la incógnita en la cúpula del caso Faisán quedó despejada en las acusaciones del PP. Ignacio Gil Lázaro tiró contra el Gobierno por elevación: 'En términos de responsabilidad política y a tenor de los hechos, usted en alusión a Rubalcaba y el señor Rodríguez Zapatero son las equis del Faisán'.

El PP evoca los GAL al hacer de Zapatero el señor X del caso Faisán

Los escaños del PP rompieron en ese momento en aplausos calentados por un duelo que Teresa Cunillera, que oficiaba como presidenta de la Cámara, quiso enfriar interrumpiendo el duelo al sentirse los primeros insultos proferidos desde la bancada conservadora. 'Quiero decirles que desde la Presidencia se ha escuchado perfectamente una expresión que no me gustaría volver a escuchar ni cuando habla un ministro del Gobierno ni cuando lo hace cualquier diputado'. Cunillera evitó concretar después a qué imprecación se refería. Rubalcaba tampoco quiso darle más entidad.

Situado en la diana de esta refriega, el titular de Interior rechazó los planteamientos del PP apartándose de su emboscada. 'El número de mentiras y verdades a medias que usted ha utilizado en su intervención me haría imposible rebatirle en dos minutos y medio', respondió a Gil Lázaro. 'Usted dice cosas en esta Cámara que, sinceramente, me planteo si mi obligación parlamentaria consiste en contestarlas o no', completó Pérez Rubalcaba.

Dicho y hecho, igual que hace una semana, en la anterior entrega de la misma ofensiva durante la sesión de control al Gobierno de cada miércoles, Rubalcaba pidió 'contención' a su partido y se aplicó la misma receta: 'Creo que la Cámara que representa a todos no merece que gaste ni un minuto de mi tiempo en contestar a esas insidias'.

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