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El PSOE corrige a Barreda y cierra filas con Zapatero

Los barones critican su recomendación de cambiar el Gobierno

M. Á. MARFULL

Dos pesos pesados de la estructura territorial del PSOE, el catalán José Montilla y el andaluz José Antonio Griñán, lideraron la respuesta crítica del PSOE al desmarque verbal del presidente de Castilla-La Mancha, que recomendó el martes a Zapatero un cambio de gabinete en julio 'para recuperar terreno'.

De presidente a presidente, el jefe del Ejecutivo catalán pidió a José María Barreda empatía institucional: 'A mí no me gustaría que nadie me dijera cuándo tengo que cambiar el Gobierno y si tengo que reducirlo o ampliarlo'.

'Hay que ser muy respetuoso con una prerrogativa que es del presidente y de nadie más', sentenció Montilla para zanjar un debate tan inesperado en el PSOE como no deseado por su dirección, que ha encajado la recomendación de Barreda con profundo malestar.

El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán optó por un tono distendido para relajar la polémica. 'El último cambio de Gobierno cambió mi vida y la de mi familia; por favor, no más, prefiero dejar las cosas como están'.

Griñán recordaba así la incorporación de Manuel Chaves al Gobierno, tránsito que le colocó al frente de la Junta en abril de 2009, cuando Zapatero acometió la última remodelación de su equipo.

Ahora, contra el criterio de Barreda, el jefe del Ejecutivo andaluz ni ve ni piensa en una nueva crisis de Gobierno, según señaló ayer. Tampoco Chaves, quien advirtió al presidente de Castilla-La Mancha que controversias como la que inició el martes 'son debates inútiles que no sirven absolutamente para nada'.

Ceñido al argumento matriz de la respuesta del PSOE a los consejos de Barreda a Zapatero, el vicepresidente territorial recordó al jefe del Ejecutivo manchego que 'la facultad de decidir cómo o cuándo se hace un cambio en el Gobierno es exclusiva de su presidente'. 'Eso lo sabemos todos los que hemos ejercido esa responsabilidad', enfatizó para situar su reflexión en la perplejidad que envuelve al PSOE a propósito de esta polémica.

Fuentes de la dirección socialista consultadas por Público huyen de cualquier tentación de refriega verbal. 'El PSOE no se distrae de su única dedicación, que es el combate contra la crisis y la guerra contra el paro', señaló un portavoz autorizado.

No hay más respuesta oficial. Todo lo demás son adjetivos que los socialistas refrenaron ayer mientras Barreda capeaba el temporal sin dar marcha atrás. Lejos de hacerlo, el presidente de Castilla-La Mancha, dio nuevo sentido político a un viejo refrán quien bien te quiere, te hará llorar regalándoselo a Zapatero: 'Quiero que todo el mundo tenga muy claro que yo soy leal con el Gobierno de España, y la lealtad implica la sinceridad; no concibo que se pueda ser leal y no ser sincero'. Barreda subrayó tres veces la misma idea, y a la tercera invocó el nombre del principal damnificado: 'Rodríguez Zapatero contará siempre con mi lealtad y, por tanto, con mi sinceridad'.

En este ejercicio colectivo de desautorización de dirigentes del PSOE a Barreda, terciaron más voces. El líder de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, le afeó en primera persona su conducta: 'Yo nunca le diría a un presidente autonómico qué hacer en su Gobierno'. El portavoz del PSC en el Parlament, Joan Ferran, le reprochó que 'presionar a un gobierno desde otro no es lo correcto'.

Sólo una voz socialista salió en defensa del presidente de Castilla-La Mancha, aunque sin entrar al fondo de su propuesta. El alcalde de Toledo, Emiliano García Page que ha estado 15 años en el Gobierno que ahora preside Barreda, no quiso glosar sus palabras, pero las enmarcó en una intención sin doble fondo: 'Quiere que España vaya bien y los ciudadanos sintonicen bien con el Gobierno de España'.

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