Este artículo se publicó hace 12 años.
"Si quieren, mañana podrían comenzar las obras en el Valle"
Expertos de la comisión que elaboró el informe con propuestas sobre el recinto de Cuelgamuros defienden la importancia de resignificar el lugar manteniendo sus símbolos
Patricia Campelo
Por una cuestión de plazos, la decisión del anterior gobierno socialista de crear, en el último año de legislatura, una comisión de expertos que formulase propuestas sobre el futuro del Valle de los Caídos no fue del agrado de los familiares que tienen allí, contra su voluntad, a sus seres queridos. Que en esa comisión no estuvieran representados los descendientes de las víctimas tampoco gustó a las agrupaciones de familiares. Las conclusiones que recogió el informe del grupo de expertos, publicado el pasado 29 de noviembre, cerraron la puerta a la posibilidad de exhumar los restos de los republicanos allí enterrados.
También se supeditó la salida de los restos de Franco a una decisión final de la Iglesia, entre otras recomendaciones que generaron controversia. Este malestar se ha dejado entrever hoy en el CSIC durante la mesa redonda sobre las propuestas de la comisión. Entre el público, integrantes de la Agrupación de familiares pro exhumación de republicanos en el Valle de los Caídos trasladaron a los expertos en la mesa, Manuel Reyes Mate, Francisco Ferrándiz, Carmen Molinero y Ricard Vinyes, su postura crítica respecto a las conclusiones del informe. "No discutimos la bondad de las recomendaciones [de los expertos] pero creemos que fue oportunista que se encargara a seis meses de las elecciones; se tenía que haber hecho cuatro años antes", sostuvo Fausto Canales, cuyo padre fue trasladado al Valle en 1959 sin el consentimiento de su familia.
Los expertos, por su parte, analizaron algunos pormenores del informe e incidieron en la importancia de la "resignificación" del lugar. El filósofo y escritor Reyes Mate señaló dos aspectos del Valle que llamaron su atención: "La animadversión de los monjes Benedictinos, que no nos quisieron recibir", recuerda, "y el estado ruinoso en que se encuentra". "Nos planteamos una reflexión sobre lo que significa un proyecto faraónico que quiso desafiar al tiempo y al espacio y que al final la historia se venga y termina destruyéndolo". Frente a las posturas más incrédulas, el filósofo añadió que "es posible hacer la resignificación en un sentido moral" ya que "es una constante en la historia" otorgar distintas interpretaciones a los símbolos.
Reyes Mate aclaró también uno de los aspectos más controvertidos del informe, el de la equiparación de todas las víctimas allí enterradas: "Si hay víctimas también hay culpables, y los hay de ambos lados, de ahí que se abra el capítulo de la reconciliación". Y matizó subrayando que no se debe confundir la resignificación "con cualquier forma de exculpación".
La historiadora Carmen Molinero reconoció que la gestión del Ejecutivo socialista en materia de memoria histórica "llegó tarde y se quedó a medias". Molinero considera que la calidad de la democracia del país "está en cuestión" cuando no se modifica el conjunto del Valle de los Caídos. Por ello centró su argumentación en defender la importancia de edificar un centro de interpretación "para dar coherencia a las actuaciones" en el recinto. "Sigue siendo un lugar de exaltación franquista y eso es lo que hay que explicar".
Francisco Ferrándiz, antropólogo forense, remarcó la necesidad del memorial democrático en la explanada del recinto y llamó a la construcción de otro monumento que tuviera una entidad similar a lugares como los Parques de la Paz de Hiroshima y Nagasaki. "Propongo una intervención que convierta al Valle en una maqueta civil". Ferrándiz, que abogó por la importancia del debate social que se genera en torno al recinto franquista, pidió que el cementerio deje de estar gestionado por los Benedictinos y pase a ser un lugar público. También recordó las dificultades técnicas que entrañan las exhumaciones debido a las dimensiones del lugar: más de 33.000 cuerpos en 28 niveles de enterramiento.
El historiador Ricard Vinyes asumió que el conjunto monumental "sigue siendo la expresión más poderosa del universo simbólico de la dictadura". Recordó al público que la propuesta que hizo el Gobierno a la comisión fue la de una "intervención directa" que "pacificase" el recinto. La respuesta del grupo de expertos, apuntó Vinyes, tuvo que encontrar la "tensión" entre el criterio que les determinó el Gobierno y la voluntad del grupo de expertos de "mantener el monumento como una muestra de lo que fue". Así, Vinyes opina que el Valle de los Caídos no puede ser un monumento pacificado: "Hay que procurar que mantenga la inquietud y la perplejidad en lugar de la corrección política".
Entre el público asistente, Silvia Navarro, de la Agrupación de familiares pro exhumación de republicanos del Valle de los Caídos insistió en que para ellos es muy difícil asumir la resignificación del lugar. "Sabemos que todo esto se tendrá que hacer sin que lleguemos a lograr el fin último: exhumar a nuestros familiares", se resignó Navarro, quien se mostró de acuerdo con la creación de un centro de la memoria pero pidió que se agoten todas las posibilidades de cara a las exhumaciones. "Es difícil pero al menos se debe intentar, no se pueden quedar ahí esos restos; se debería tratar de identificarlos".
El informe no es de obligado cumplimiento pero, según recordaron los miembros de la Comisión, "es pragmático, si el Gobierno quiere, mañana mismo podría empezar las obras" y sobre todo es una propuesta de debate público.
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.