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Repercusión desigual en las tiendas

El sector abrió sus puertas aunque la ausencia de público fue notable

B.C.B.

El comercio y la hostelería, dos de los sectores tradicionalmente más inexpugnables en un paro general, permanecieron ayer abiertos en la mayoría de los casos, pero, con algunos problemas de abastecimiento por la fuerte presión ejercida sobre las centrales de distribución en las grandes ciudades.

En los mercados de alimentación de Madrid, la mayoría de los puestos ofrecía género del día anterior. Sin embargo, algunos comerciantes aseguraron que sí pudieron aprovisionarse en Mercamadrid, el mercado mayorista, hacia las cinco de la mañana, después de que los piquetes se fueran, lo cual alivió el problema.

Con todo, la afluencia de público fue muy escasa, tanto en los mercados como en las tiendas y grandes almacenes. Las tiendas de alimentación reconocieron que el día anterior se habían formado grandes colas de clientes que adelantaron sus compras.

Mercabarna, el mercado mayorista de Barcelona, apenas funcionó. Sólo un 10% de las empresas abrió, lo que acabó notándose en los comercios. La acción de los piquetes, que impidió el paso de camiones, tuvo efectos sobre el mercado de pescado, al que no llegó género de madrugada, y el de fruta, abierto a las nueve de la mañana. A las puertas de Mercabarna, antes de la medianoche, se produjo el primer incidente cuando un transportista aceleró su camión y atropelló a una persona de un piquete provocándole contusiones.

La apertura de comercios en Barcelona fue desigual. En el centro de Madrid, en Gran Vía y alrededores, las grandes marcas permanecieron cerradas ante el continuo paso de los piquetes. Sin embargo, estos no prestaron atención a uno de los iconos de los centros comerciales de la capital: el Corte Inglés de Sol. Quizá porque para haber hecho presión tendrían que haber atravesado la muralla de periodistas, policías y curiosos que se habían agolpado en la puerta poco antes de las diez de la mañana esperando un revuelo que nunca ocurrió.

En la calle Fuencarral, uno de los emblemas de la moda de Madrid, el seguimiento fue dispar. El pequeño comercio cerró y durante la mañana algunas marcas de renombre como U de Adolfo Domínguez, Sisley o Puma mantuvieron la verja echada. Muchos locales tenían inutilizadas las cerraduras con silicona o palitos.

En los bares de la zona, apenas había clientes a la hora del café, pero la mayoría permanecieron abiertos. El Gobierno cifró ayer el seguimiento del paro en la hostelería en general en el 3%.

En Sevilla, en las dos calles comerciales más famosas, Sierpes y Tetuán, había tantos comercios cerrados como abiertos, aunque estos últimos con la persiana medio cerrada por si se acercaban piquetes. En el mercado de abastos de la Encarnación, en cambio, todos los puestos abrieron, aunque en las pescaderías apenas si mostraban mercancía al no haber podido abastecerse en Mercasevilla. 'Casi mejor', respondía un pescadero, ante la ausencia de clientes.

 

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