El Gobierno esperaba la visita de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, con gran interés por las posibilidades que para las empresas españolas supone esta potencia aún llamada emergente, pero ya de presencia inexcusable en los grandes foros económicos del mundo. Por eso, Mariano Rajoy, en la reunión que mantuvo con Rousseff, quiso dejar a un lado sus diferencias sobre cómo afrontar una crisis económica y centrarse en los fuertes vínculos comerciales y culturales presentes de ambos países, así como las colaboraciones futuras en materia de infraestructuras y energía, fundamentalmente.

Sin embargo, en la rueda de prensa, ninguno de los dos mandatarios pudo evitar el interés que han suscitado las recomendaciones de Rousseff en la XXII Cumbre Iberoamericana de Cádiz cuando advirtió a España, Portugal y la UE en general –el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durâo Barroso, estaba presente– sobre los peligros de abusar de las políticas de austeridad y obviar las políticas de crecimiento y redistribución de ingresos.

La presidenta brasileña fue muy cauta ante el interés de los periodistas por saber si había trasladado a Rajoy alguna fórmula que pudiese adelantar el fin de la crisis en España. 'No tengo la menor pretensión de dar una receta para España, porque no tengo todo el conocimiento de su situación económica', advirtió Rousseff. Sin embargo, sí quiso poner sobre la mesa cómo afrontó su país durante su larga crisis, que incluyó un rescate del Fondo Monetario Internacional, y cómo pudieron atajarla tras descartar aplicar únicamente las imposiciones de este organismo internacional y que pasaban por recortar sueldos y reducir las prestaciones, entre otros ajustes. 'Sufrimos dos décadas de ajuste fiscal y sólo logramos salir cuando empezamos a combinar el control de la inflación con la distribución de ingresos, la apuesta por el mercado interno y las políticas de exportación', explicó la presidenta brasileña. Rousseff se mostró convencida, siempre esgrimiendo su experiencia, que si desde el principio de la crisis, 'hubiéramos actuado de otra forma, América Latina habría salido antes [...]. Es muy difícil salir de una crisis sin un mínimo de crecimiento, porque cada ajuste profundiza en el déficit y el desempleo. Ésa es la experiencia de Brasil', concluyó.

'Salimos de la crisis combinando control de la inflación y distribución de ingresos', dice Rousseff

Por su parte, Mariano Rajoy, sin entrar a valorar las apuestas económicas de Rousseff, se preguntó '¿Qué habría pasado si no hubiéramos tomado estas medidas?'. Y aunque reconoció que éstas son 'difíciles de explicar y comprender y hacen daño a la gente, son imprescindibles'. El presidente aseguró que sabían que 2012 iba a ser 'malo', con crecimiento negativo y más desempleo, pero 'las reformas estructurales están sentando las bases para el crecimiento a medio y largo plazo', concretamente, aseguró, para 2014 'habrá crecimiento seguro', sino se empieza a producir ya en 2013. Lo más importante para España es financiarse adecuadamente, explicó Rajoy, y aunque 'lo peor ya ha pasado' en este sentido (la prima de riesgo se ha estancado en los alrededores de los 450 puntos básicos), hay que seguir trabajando en más unión bancaria y fiscal.

En lo que sí se mostraron de acuerdo ambos presidentes es en que el proyecto del euro –muy alabado por Rousseff, que lo calificó de la 'gran obra de hombres y mujeres' tras la II Guerra Mundial– es irreversible y el interés de algunos sectores financieros por derrocarlo, inútil.