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Sabina, Pimentel y Savater, víctimas del 'cracker'

El 'ciberdelincuente' detenido la semana pasada entró en más de 1.000 ordenadores

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Un escritor frustrado rozó el éxito al ser capaz de infiltrarse, a través del correo electrónico, en la vida personal del cantautor Joaquín Sabina, del ex ministro Manuel Pimentel o del filósofo y escritor Fernando Savater. Este es el perfil del cracker detenido la pasada semana por la Guardia Civil de Huelva y estos son tres de los pesos pesados que figuran en la lista de posibles perjudicados -en principio, en torno a un millar- por J. M. M., aunque hay muchos más y aún no está cerrada, según ha podido saber Público.

El ciberdelincuente, de 41 años y natural de Jerez de la Frontera (Cádiz), poseía las cuentas de correo y claves de acceso de numerosas personalidades y cargos públicos -una joven ministra, entre ellos-, algo que sigue sorprendiendo a los investigadores, que se afanan por averiguar hasta dónde llegaron sus tentáculos tecnológicos. Es más. Algunas víctimas de su ilimitada curiosidad ni siquiera saben que lo son y está siendo la Guardia Civil la encargada de comunicárselo personalmente. Muchas sí lo sabían -aunque no quieren que su nombre trascienda- y así se lo están transmitiendo a los agentes. Suplantando a sus víctimas, llegó a darles de baja en el servicio telefónico o el suministro de la luz.

El Equipo de Investigación Tecnológica de la Guardia Civil recompone estos días el complicado árbol de direcciones electrónicas que había conseguido J. M. M. Para ello, están resultando cruciales las anotaciones que hacía a mano en varias libretas que le fueron intervenidas y que están guiando a los especialistas hasta los IP de los ordenadores, cuyos propietarios están resultando ser más que conocidos.

Al mismo tiempo, se van conociendo detalles de la vida y de la compleja personalidad del imputado, cuyos problemas psiquiátricos le han librado de la prisión. Tras su detención, tiene que personarse los días 1 y 15 de cada mes en los juzgados jerezanos, tras haber quedado en libertad con cargos. Son varios los delitos que se le imputan; entre ellos, revelación de secreto, contra el honor y coacciones y amenazas. J. M. M. es un apasionado de la literatura, en la que ha hecho sus pinitos como Rolando Gavioto, el pseudónimo escrupulosamente elegido [del best seller de Richard Bach] para firmar sus obras y presentarlas a importantes certámenes.

Su fervor literario le llevó a América, donde fue acogido por el escritor argentino Ernesto Sábato, con quien terminó enemistado. El único trabajo que se le conoce es el de bibliotecario de un importante centro británico. En los últimos meses, recibía ayuda de sus padres y se pasaba las horas frente a un ordenador del campus de Jerez a base de bebidas isotónicas.

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